miércoles, 27 de mayo de 2020

Daniel - Capítulo 10

Imagen corresponde a pintura del autor Ted Larson (derechos reservados)

Introducción

Vamos a iniciar con el estudio de la última profecía del libro de Daniel. Esta profecía abarca los capítulos diez al doce. Por lo tanto, vamos a dividir este estudio en varias partes, con el fin de poder abarcar los detalles de esta profecía. La visión de estos tres capítulos, se relaciona con el pueblo de Israel, y la historia de los gentiles. Parte de la profecía abarca el futuro inmediato de la nación de Israel, pero también cubre aspectos de los últimos tiempos, proyectando la profecía hacia el futuro, en los tiempos de la semana setenta, que ya vimos en el capítulo nueve.

El capítulo diez de Daniel es un prólogo con el fin de preparar a Daniel, espiritualmente, para la tarea que le espera. El capítulo once Daniel va a escribir proféticamente, la historia gentil. Finalmente, el capítulo doce es el epílogo, donde se explica la relación judía con esto sucesos.

Visión del hombre vestido de lino

"En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas. Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud."  Daniel 10:1-6
De acuerdo con el comentario de la Biblia de Estudio Siglo XXI, el tercer año de Ciro se cumplió en el año 535 a de J.C. Esta visión que tuvo Daniel, se dio cuando Daniel estaba a orillas del gran río Tigris (Hidekel). La semejanza de la visión en los versículos cinco y seis, es muy similar a la de Juan en Apocalipsis 1:12-17. Según el comentario ya mencionado, es posible que a Daniel se le haya concedido aquí una cristofanía, una aparición del Cristo preencarnado.  La reacción de Daniel fue la de caer en un profundo adormecimiento.
"Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra." Daniel 10:7-9
Los acompañantes de Daniel no vieron la visión, sin embargo, algo sucedió, pues se llenaron de temor y huyeron y se escondieron, dejando a Daniel solo. La experiencia de Daniel con esta visión, lo dejó completamente sin fuerzas. Un desfallecimiento se apoderó de él y perdió todo su vigor. El sonido de las palabras del varón vestido de lino, hizo caer a Daniel con su rostro en tierra y en un profundo sueño cayó sobre él. Daniel perdió la conciencia y estuvo así, hasta que fue tocado. Esto demuestra que estar en la presencia de Dios es una experiencia agotadora y debemos estar preparados espiritualmente. Daniel fue fortalecido para lo que iba a recibir.
"Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido."  Daniel 10:10-12
Después de la visión del varón vestido de lino, Daniel queda extasiado. Una mano le toca y le hace incorporarse sobre sus rodillas y sobre las palmas de sus manos. Aún Daniel se siente débil y no ha podido ponerse sobre sus pies. Quien le toca no es el varón vestido de lino, sino un ángel que ha sido enviado. Daniel se incorpora mientras el ángel le está hablando. Éste le anuncia la razón por la cual Dios le respondía. Daniel estaba hambriento por conocer la voluntad de Dios, se había dispuesto en su corazón entender y humillarse ante la presencia de su Dios. El ángel le confirma a Daniel, que sus palabras fueron oídas y que a causa de eso, él fue enviado.
"Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días."  Daniel 10:13-14
El enviado de Dios, tuvo dificultad para llegar donde Daniel. El texto bíblico nos dice que el príncipe del reino de Persia se le opuso durante veintiún días.  Desconozco cuántas veces usted habrá leído esta profecía. También desconozco si usted se ha detenido a analizar, lo que este texto nos enseña. ¡Veamos!, primero tenemos que analizar con detenimiento. La referencia que nos hace el texto de un príncipe, no se refiere a una persona física. El mensajero, el ángel enviado por Dios, (cuyo nombre no se menciona, sin embargo algunos teólogos piensan que pudo ser el arcángel Gabriel; ya que éste fue enviado a Daniel en el capítulo anterior). Es un ser espiritual, por lo tanto, una persona física no pudo haberse opuesto al ángel. Recordemos los que nos ensena el Apóstol Pablo en su carta a la Iglesia de Éfeso:
"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."  Efesios 6:12
Nótese que el Apóstol Pablo nos habla de "principados" en este mundo. Ya conocemos que el príncipe de este mundo es Satanás. Por lo tanto, sus aliados son los ángeles caídos, que han establecido en las naciones: principados, potestades, gobernantes de las tinieblas, huestes espirituales de maldad.

 Entonces, el príncipe del reino de Persia que se opuso al mensajero de Dios, fue un espíritu maligno, uno de los demonios. Esto también nos enseña, que los demonios quieren interponerse en los planes de Dios. No creo que los demonios conozcan los planes de Dios, pero sí que al ver a un mensajero de Dios, intuyen que éste va con un propósito divino y se interponen para que el mensaje se atrase o no llegue a su destino. 

El texto bíblico nos enseña que, esta lucha entre el mensajero de Dios y el demonio de Persia, duró veintiún días. Y no fue que llegó a su fin en ese tiempo, pues el arcángel Miguel, tuvo que llegar en auxilio y continuar con la lucha. Aunque nosotros no lo vemos, existe en las esferas espirituales una guerra. Una lucha entre el bien y el mal, una batalla entre los ángeles de Dios y los demonios de Satanás.

Otro aspecto que nos enseña el pasaje bíblico, es sobre la oposición que tienen nuestras oraciones. Desde el momento en que Daniel inició su oración, fue enviado un mensajero de Dios, para dar respuesta a la oración de Daniel. Sin embargo, la respuesta llegó veintiún días después, debido a la oposición satánica. Nuestras oraciones que aún no han sido contestadas, pueden estar sufriendo una oposición similar, por lo tanto, la instrucción bíblica de "orar siempre, y no desmayar" es válida.

El ángel le notifica a Daniel que, la visión que va a tener es sobre los acontecimientos que sucederán a su pueblo Israel. Estos eventos serán en los tiempos del fin (v.14). Parte de esta profecía ya se cumplió, específicamente lo relacionado a los imperios Medo-Persa y Griego-Macedonio. Lo relacionado con los tiempos del fin, son los hechos por cumplirse durante la semana setenta, o sea, durante la Gran Tribulación.

Daniel recibe seguridad y fortaleza

"Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció."  Daniel 10:15-18
Daniel escuchaba lo que se le decía, viendo al suelo y sin hablar. Pero uno semejante al hijo de hombre, le toca los labios para fortalecerlo y que pueda hablar.  La experiencia de Daniel al tener esta visión, le causó una gran debilidad física. Daniel sintió dolores en su cuerpo. Tener una experiencia de este tipo, ha de ser sumamente agotadora, estar en la presencia de un ser celestial, no es algo fácil de llevar. Al expresar Daniel su estado, fue tocado nuevamente y le fortaleció.
"y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe."  Daniel 10:19-21
El ángel le dice a Daniel que es muy amado, que no tema y le da la paz. Le pide que se esfuerce y se aliente. Daniel recupera sus fuerzas y le manifiesta al ángel que ya se siente mejor. El ángel le pregunta a Daniel si conoce la razón por la cual él ha venido, pues le indica que debe regresar a luchar contra el príncipe de Persia (el demonio de este principado) y le manifiesta que después de esa lucha, le tocará enfrentar al príncipe de Grecia o sea al demonio de ese otro principado.

Finalmente, el ángel le manifiesta a Daniel, que le va a declarar lo que está escrito en el libro de la verdad. Esto nos demuestra, que las profecías reveladas, ya están escritas, y lo escrito, se va a cumplir. Jesús dijo:
"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."    Mateo 24:35

Lo anterior nos da seguridad de que lo que la Biblia nos revela, es lo que está escrito y por lo tanto, todo se va a cumplir. Ya hemos podido ser testigos de que la historia ha confirmado el cumplimiento de las profecías del libro de Daniel. Las que aún no se han cumplido, podemos estar seguros que, igual que las otras, también se cumplirán. 

En esta lucha contra los demonios de los imperios Persa y Griego, solamente Gabriel y Miguel están al frente. (Apocalipsis 12:7)


Aquí termina el capítulo diez de Daniel, ha sido una introducción a lo que se le revelará a Daniel en los capítulos once y doce. Tanto el capítulo diez, como el once y doce, tratan de una misma visión. Para los capítulos once y doce, estaremos viendo detalle de lo que acontecerá en el pueblo de Israel, durante el final del imperio Persa y el inicio del imperio Griego. En el capítulo doce y final del libro, veremos los detalles de los acontecimientos de la semana setenta. Hasta entonces, bendiciones!