sábado, 21 de noviembre de 2020

Primera Epístola del Apóstol Juan

 


Primera Epístola del Apóstol Juan

por José Daniel Quesada



Introducción

Después de haber realizado un estudio breve del libro del Apocalipsis, pues traté de que no se hiciera muy extenso; voy a iniciar ahora con las cartas que encontramos en la Biblia, bajo el nombre de Epístolas del Apóstol Juan, las cuales son tres cartas, generalmente conocidas como Epístolas Pastorales.

Las epístolas de I, II y III de Juan, son cartas cortas enviadas, según se creé, a las iglesias de Asia Menor. Aunque las epístolas no mencionan el nombre de su autor, se le ha asignado su autoría al discípulo amado, hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo, esto debido a muchas semejanzas con el Evangelio de Juan. También basados en el testimonio dado por varios de los padres de la iglesia primitiva, como Ireneo y Policarpo, entre otros.

Aunque a ciencia cierta no se puede establecer la fecha y lugar de su escritura, se considera que entre los años 80-95 d. de J.C. es una fecha aceptada. También se considera que probablemente fueron escritas por Juan, durante su ministerio pastoral en Efeso.

La primera de las tres epístolas, la más extensa de las tres, abarca varios temas y como dije anteriormente, sus destinatarios se considera que fueron las iglesias de Asia Menor, al igual que las siete cartas mencionadas en Apocalipsis. Esta primera carta abarca los temas relacionados con:
  1. El movimiento gnóstico, el cual fue desarrollado  en el siglo II, y que estaba en este momento dando sus primeros pasos. Basado en la filosofía platónica que prometía a sus seguidores conseguir un conocimiento intuitivo, misterioso y secreto de las cosas divinas que les conduciría a la salvación. El gnosticismo es una doctrina religiosa esotérica y herética que se desarrolló durante los primeros siglos del cristianismo. Este movimiento dio origen a un pensamiento que sostenía tener un conocimiento especial sobre otros, el cual se centraba sobre el concepto de la bondad esencial del espíritu, y la maldad de la materia. Esto trajo problemas con la encarnación de Cristo, pues si toda materia es maligna, entonces Jesús no podría haber tenido un cuerpo. Para lidiar con este asunto, el movimiento gnóstico adoptó dos posiciones; la primera el docetismo, que decía que Jesús aparentó tener un cuerpo, pero que realmente era un fantasma. Juan entonces abarca este tema en su primer capítulo de la Epístola.  La segunda es el gnosticismo cerintio, llamado así por Cerintio de Efeso, un fuerte opositor de Juan. Este movimiento enseñaba que el Cristo Divino descendió sobre el Jesús humano, en el bautismo de éste último; pero que le dejó antes de la crucifixión de Jesús. El Apóstol Juan trata sobre el tema de la deidad de Cristo en su evangelio y en esta Epístola trata sobre la humanidad de Jesús.
  2. La seguridad de la salvación, es el segundo tema que Juan toca en su Epístola, reafirmando la posición del creyente en Cristo.
  3. El tercer tema que abarca Juan en su carta, es relacionado con el amor del creyente.
  4. Finalmente Juan toca el tema relacionado con la conducta del cristiano. El gnosticismo no solo tenía problemas con el cuerpo de Cristo, sino que también veía una dificultad ética con el cuerpo humano. Esto dio origen a dos posiciones; la primera llamada ascetismo, que es el ejercicio y práctica de un estilo de vida austero y de renuncia a placeres materiales con el fin de adquirir unos hábitos que conduzcan a la perfección moral y espiritual. La segunda posición se conoce como el antinomianismo, la cual enseñaba que el hombre no estaba sujeto a la ley moral de los mandamientos. Según esta posición, las actividades del cuerpo no tenían relevancia. Lo que originó una vida licenciosa desenfrenada. Con esta Epístola, Juan hace un rechazo de ambas posiciones, pero en especial hacia el antinomianismo.
De las tres Epístolas, la primera tiene más formato de predicación que de carta, carece de saludos al inicio y de conclusión al final. Algunos han establecido el orden de los escritos de Juan de la siguiente manera: Primero su Evangelio, segundo las Epístolas Pastorales y finalmente el Apocalipsis. Sin embargo, estudios más recientes consideran que, las Epístolas fueron las últimas en ser escritas. 

La palabra de vida

"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido." 1 Juan 1:1-4

El apóstol Juan inicia su Epístola, sentando el fundamento de lo que será su argumento en relación con la humanidad de Jesús. Juan se presenta como un testigo de haber oído, visto y palpado lo referente a la humanidad y deidad de Jesucristo. Manifiesta claramente que Jesús es el Verbo de vida, y que estaba con el padre desde la eternidad. Con este argumento inicial, Juan pretende dejar en claro la verdad con respecto a la encarnación de la segunda persona de la Trinidad; y así refutar la posición de los gnósticos, que como mencioné en la introducción, enseñaban que Cristo no se encarnó, sino que aparentó tener un cuerpo. Juan podía atestiguar el haber palpado a Jesús, demostrando que no era ningún fantasma o aparición; Jesús era verdaderamente humano.


Dios es luz

"Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él." 1 Juan 1:5
Juan presenta el contraste entre la luz de Dios y las tinieblas del mal. Establece que este conocimiento les fue revelado por Jesús, que establece que Dios es luz y que no hay ningunas tinieblas en él.  Con esta expresión, Juan está dejando en claro la santidad de Dios, y de esta manera está definiendo a Dios. Juan hace un par de definiciones más en relación con Dios; veremos que lo presenta como que Dios es Amor,  y también que Dios es Vida.

Ética cristiana

"Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado." 1 Juan 1:6-7
Después de dejar claro la santidad de Dios, al afirmar que Dios es luz; Juan confronta al creyente que dice tener comunión con Dios, pero su proceder no lo demuestra. No se trata de decir ser creyente, sino de vivir bajo la ética cristiana de practicar la verdad. Con esto Juan confronta a los que viven en tinieblas, o sea practicando el pecado, influenciados por los gnósticos que creían que lo que se hiciera con el cuerpo no afectaba al espíritu. Por lo tanto Juan trata de mentirosos a los que proceden de esta manera; y les muestra que deben andar en luz, como Cristo está en luz. De esta manera se podrá tener una verdadera comunión con Él y con los demás. La sangre de Cristo entonces, limpiará de todo pecado al que viva en esta comunión.

La Biblia como faro de luz

"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros."                           1 Juan 1:8-10

 Para andar en la luz, debemos estar en comunión con Dios; para esto es necesario tener el hábito de la lectura de la Biblia y la oración. La Biblia es el faro que alumbra nuestro sendero y nos muestra el pecado, para que nos alejemos de él. La Biblia también nos muestra la voluntad de Dios para que la obedezcamos.  Juan declara que el cristiano no debe andar en el pecado, sin embargo, esto no quiere decir que estamos exentos de pecar, por lo tanto, decir que no tenemos pecado, es engañarnos a nosotros mismos. No reconocer el pecado en nosotros es mentir y esto impide que tengamos comunión con Dios. Por lo tanto, Juan exhorta a confesar el pecado y a tener la seguridad de que seremos perdonados y que seremos limpiados de toda maldad.


Cristo, nuestro abogado

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." 1 Juan 2:1-2

El aceptar a Cristo como nuestro Señor y Salvador, al haber confesado nuestros pecados delante de Él, nos da el nuevo nacimiento en el Espíritu. Este nuevo nacimiento, nos hace nuevas criaturas y Pablo nos dice que las cosas viejas pasaron.

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." 2 Corintios 5:17

Este nuevo nacimiento no nos hace perfectos, pero sí libres de la esclavitud del pecado; ahora, esto no quiere decir, como ya lo mencioné anteriormente, que estemos exentos del pecado. Pero Juan nos dice que si pecamos, tenemos a Jesucristo como nuestro abogado delante del Padre. Y esto gracias a que Cristo es nuestra propiciación por nuestros pecados, y por los de todo el mundo.


Conclusión 

Este primer capítulo de la Primera Epístola del Apóstol Juan, se extiende al capítulo dos, para no hacer un corte abrupto del tema, lo termino aquí, en los dos primeros versículos del capítulo dos. Sin embargo recomiendo darle una leída a toda la epístola completa, para tener un panorama completo. Próximamente estaré publicando el resto del segundo capítulo, donde estaré tocando los dos temas en que podemos subdividir el capítulo. El nuevo mandamiento y el tema del anticristo. Les esperó. ¡Bendiciones!

jueves, 5 de noviembre de 2020

Apocalipsis 22 - El río y el árbol de la vida

 


Apocalipsis 22 - El río y el árbol de la vida

por José Daniel Quesada


Introducción

Nos disponemos a entrar al final de la profecía apocalíptica revelada a Juan. Hemos pasado ya por los veintiún capítulos precedentes, donde Jesucristo se revela y les envía su mensaje a las siete iglesias. Vimos como este mensaje dado a las iglesias, tipifica la era completa de la iglesia, desde su primer siglo, hasta que sea arrebatada y llevada al cielo. Luego vimos la adoración de la iglesia en el cielo; al Cordero, el único digno en el cielo y en la tierra de poder abrir los sellos del libro. Seguidamente, el Cordero empieza a abrir los sellos y los juicios de Dios, empiezan a ser enviados sobre los habitantes de la tierra. Estudiamos que este periodo corresponde a la semana setenta del libro profético de Daniel. Periodo que también se conoce como La Gran Tribulación. Durante este tiempo, Dios va a tratar con su pueblo Israel; y con las naciones incrédulas. Después de los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas de la ira de Dios, vimos la destrucción de la bestia (el anticristo) y el falso profeta. Satanás es atado y da inicio el reinado de Jesucristo en la tierra, por un periodo de mil años. Después de esos mil años, Satanás es desatado por un breve periodo de tiempo y va a engañar a las naciones y las levanta contra el gobierno de Jesucristo. En su intento de atacar la ciudad santa de Jerusalén, Dios los destruye con fuego desde el cielo. Juan ve descender la nueva Jerusalén, ataviada como una novia dispuesta para su marido. Esos fueron los detalles estudiados en el capítulo anterior. Llegamos al final del libro, con unos detalles finales del interior de la ciudad, un río y un árbol de vida.

El río y el árbol de vida

"Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero." Apocalipsis 22:1

Recordando el huerto del Edén, llamado también el Paraíso; había en él un río que lo regaba.

"Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos." Génesis 2:10

Dios está liberando a la vieja creación de los efectos del pecado y vuelve a dotar a la nueva creación del estado original que tuvo el Edén, antes de la maldición de la tierra por causa del pecado. En el capítulo anterior, vimos detalle externos de la Nueva Jerusalén, pero ahora Juan nos lleva a su interior, directamente al trono de Dios y del Cordero. Nos dice que un río resplandeciente como cristal, salía del trono de Dios y del Cordero. En la creación se estableció que la tierra subsiste por el agua. El agua es la sangre del planeta, y es purificada mediante el mar y el ciclo del agua. En la nueva creación ya no habrá mar, por lo tanto, debemos entender este río, como un simbolismo de que la vida procede y es sustentada por Dios. Esta visión de un río de vida, es mostrada a través de los profetas del Antiguo Testamento. Veamos algunos ejemplos: 

"Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río. Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas. Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina." Ezequiel 47:1-12

También el profeta Joel nos hace mención del rio que sale de la casa de Jehová. 

"Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim." Joel 3:18

Otro ejemplo que podemos ver, lo encontramos en el profeta Zacarías.

"Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno." Zacarías 14:8

También Jesucristo habló del agua viva en los evangelios.

"En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado." Juan 7:37-39

Este pasaje de Juan, también sirve para confirmar lo que mencioné al inicio, de que este río es un símbolo de que la vida se origina y se sustenta en Dios. Juan nos relata en su evangelio, que esta agua viva, es el Espíritu Santo.


El árbol de la vida

"En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones." Apocalipsis 22:2

Nuevamente recordamos el Jardín del Edén, cuando Dios hecho a Adán y Eva del mismo; para que no comieran del árbol de la vida. Este árbol estará en la Nueva Jerusalén y Juan nos dice que estará en medio de la ciudad. Que su fruto se dará los doce meses del año, no nos dice que sea para la vida; pero en Génesis Dios dijo que si se comía de él se viviría para siempre. Además, Juan también nos dice que las hojas de este árbol, serán para la sanidad de las naciones. No tenemos mucha referencia de este árbol, si ¿será solo uno?, si ¿habrá más?, ¿cada cuánto se deberá comer del fruto?, ¿todos los meses, una vez al año?. Son interrogantes de las cuales no tenemos respuesta. Esto lo sabremos cuando estemos allí.


Dios y el Cordero habitarán en la ciudad

"Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos." Apocalipsis 22:3-4

Como lo mencioné en el estudio anterior, Dios y Jesucristo, estarán en la ciudad, la cual será como el Lugar Santísimo del Tabernáculo. La maldición habrá desaparecido en la nueva creación, Juan nos dice que no habrá más maldición; esto nos garantiza que la nueva creación no pasará por otra condenación. Dios estará en su trono, juntamente con el Cordero. Le podremos servir y ver su rostro y su nombre estará en nuestras frentes como señal de que le pertenecemos. Alguno se preguntan ¿Qué haremos en la eternidad? La Biblia no nos lo dice, sin embargo, dice Juan que le serviremos y que reinaremos por los siglos de los siglos. En la nueva creación habrá un nuevo universo y es posible que Dios tenga trabajo para nosotros en diferentes galaxias. En la ciudad no habrá necesidad de luz de ningún tipo, pues no habrá noche y Dios el Señor la ilumina con su gloria. El reinado de Dios será por los siglos de los siglos, en otras palabras será eterno. A comenzado la eternidad para el hombre.


La venida de Cristo está cerca

Después de la visión interna de la ciudad, Juan hace un cambio de tema. Ya su visión de los acontecimientos revelados a él, ha llegado a su fin. El ángel que empezó a mostrarle esta última visión, le dice lo siguiente:
"Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. !!He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca." Apocalipsis 22:6-10

Así como el Señor es fiel y verdadero, así estas palabras dadas a Juan lo son. El ángel enfatiza que todo lo que se le ha mostrado a Juan, es aprobado por Dios, pues Él ha enviado a su ángel a mostrar las cosas que van a suceder. ¡Jesucristo viene pronto! se enfatiza la segunda venida del Señor a la tierra en breve. Recordemos que mil años para Dios, son como un día; y un día, es como mil años. Se da una bienaventuranza para aquel que guarda las palabras de este libro. Juan enfatiza también que él oyó y vio todas las cosas que ha escrito. Y sobrecogido se postra ante el ángel, pero nuevamente, se rechaza su adoración, dejando evidente que no debemos adorar a los ángeles. Hay personas que les rezan a los ángeles y les piden, pero vemos que no es correcta esta acción. Finalmente, Juan recibe la orden de no sellar las palabras de la profecía de este libro, la razón, el tiempo está cerca. A diferencia del profeta Daniel, el cual se dispuso a escribir lo que se le había mostrado, pero recibió la orden de sellar las palabras. Vemos que a Juan, se le dice que no las selle, porque el tiempo está cerca. Si estaba cerca en esa época, con mucha más razón en la actualidad.


Reacciones ante la venida de Cristo

Las aptitudes de la gente ante la segunda venida de Cristo son múltiples. Jesús mismo dijo en los evangelios:
"Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" Lucas 18:8

Juan escribió al respecto lo siguiente: 

"El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad." Apocalipsis 22:11-14

Cada ser humano debe tomar una decisión por Cristo, aceptarlo o rechazarlo, no hay término medio, frío o caliente, a los tibios los vomita, según Apocalipsis:

"Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca." Apocalipsis 3:16

Sin embargo, muchos han escuchado de Cristo, conocen su pecado, pero no quieren cambiar, ni arrepentirse de sus hechos. Por esta razón a Juan se le dice que, el que es injusto, continuará siendo injusto; el que es inmundo, seguirá siendo inmundo, pero el que es justo, seguirá practicando la justicia, y el santo seguirá santificandose. 


La recompensa del Señor a los fieles

Jesús viene pronto y promete venir con su galardón para premiar a cada uno según lo que hizo con el evangelio y los dones que recibió. Esto lo mencionó el Apóstol Pablo en su segunda carta a la iglesia de Corinto:

"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." 2 Corintios 5:10


Bienaventuranza

Finalmente, encontramos otra bienaventuranza, esta es para los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad. Recordemos que en el capítulo anterior, se nos dijo que solo los inscritos en el libro de la vida del Cordero, podían entrar en la ciudad. Pues estos mismos son los que pueden comer del árbol de la vida. 

En contraste con los que lavan sus ropas, encontramos a los que rechazan el mensaje del evangelio:

"Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira." Apocalipsis 22:15

En el texto anterior se utiliza "perros" una fuerte palabra para referirse a los que menosprecian la sangre de Cristo, pues rechazan la salvación. Los hechiceros son agentes de Satanás, por lo tanto se excluyen; obviamente, incluye a los que buscan sus servicios. La Biblia emplea la palabra "fornicario" no solo para los que practican el acto sexual, fuera del matrimonio, sino también para toda inmoralidad sexual. Los homicidas no solo incluye el asesinato, sino el odio a los demás, Juan dijo: "Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él." 1 Juan 3:15 . Los idólatras, son aquellos que anteponen cualquier otra cosa en el lugar de Dios, sea trabajo, familia, o criaturas de la creación. Finalmente, se menciona a los que aman y hacen mentira, estos son hijos de Satanás, pues el diablo es padre de la mentira.


Jesús da testimonio de la veracidad de estas profecías

"Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana." Apocalipsis 22:16

Jesús mismo, con su autoridad, garantiza que él ha enviado a su ángel a dar testimonio de estas cosas en las iglesias. Hace una declaración de su humanidad y su divinidad, al decir que él es la raíz y linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" 2 Pedro 1:19

En el texto anterior el Apóstol Pedro hace referencia de Jesús, como el lucero de la mañana.


La iglesia dice ¡ven!

"Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente." Apocalipsis 22:17

Recordemos que ya estamos fuera de las profecías, por lo tanto, la iglesia aún no ha sido llevada al cielo, por eso, cuando Jesús dice que viene pronto, el Espíritu y la Iglesia dicen: Ven. Porque el anhelo de la iglesia es estar con su esposo. Por eso todo el que oye esta declaración debe decir: ¡Ven!


Maldición para los que alteren la profecía

"Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro." Apocalipsis 22:18-19

Ya finalizando el libro, Juan testifica y da una advertencia, para todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro. Si alguno añade o quita de las palabras que están escritas en este libro, Dios traerá sobre él o ella, las plagas que aquí se mencionan. La expresión de que Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro; se refiere, no a que el salvo pierda su salvación, sino que, al saber Dios lo que habría de acontecer, ya está excluído de la vida eterna, pues nunca aceptó el evangelio y eso lo excluye. 


Jesucristo confirma su venida

"El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús." Apocalipsis 22:20

Antes de la despedida de Juan, Jesucristo mismo da testimonio de lo revelado a Juan y dice: Ciertamente vengo en breve. La respuesta a esta afirmación por parte de la iglesia es: Sí, ven, Señor Jesús. Toda la revelación de Juan ha sido confirmada directamente por Jesucristo, él mismo inició presentándose ante Juan para revelarse ante él. Antes de finalizar vuelve a confirmar la autenticidad del mensaje y ahora nuevamente confirma todas las cosas. Reafirmando la veracidad y cumplimiento de todo lo revelado.


Despedida de Juan

Juan llega al final de su libro, ha escrito todo lo que le ha sido revelado y toda la profecía de los acontecimientos finales y como el reino del Mesías será instaurado y el mal será erradicado. Por lo tanto termina su libro de la siguiente manera:
"La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén." Apocalipsis 22:21

La gracia, ese regalo de Dios, inmerecido por la humanidad, es el deseo de Juan que sea con todos. Amén.


Conclusión

El 18 de febrero del 2019 hice mi primera publicación sobre este libro. Un año y nueve meses después, por la gracia de Dios, estamos terminando el libro. Obviamente, el atraso se debió a que, inicié el estudio del libro de Daniel, para que se entendiera mejor, los que veríamos en Apocalipsis. Doy gracias a Dios por la oportunidad de poder publicar estos estudios y solo pido que su nombre sea glorificado y exaltado por todos aquellos que lo hayan seguido. Espero que Dios lo use, para que en el futuro, siga siendo de bendición para los que lo lleguen a leer.  Si usted no siguió el estudio de Daniel, le invito a leer las publicaciones sobre el mismo. ¡Muchas gracias!

 

viernes, 30 de octubre de 2020

Apocalipsis 21 - Cielo nuevo y tierra nueva


La Nueva Jerusalén

Apocalipsis 21 - Cielo nuevo y tierra nueva

por José Daniel Quesada



Introducción

En el estudio anterior, vimos el reinado del Mesías y la destrucción final de Satanás. Las naciones y los incrédulos fueron juzgados y sentenciados. Un nuevo orden está por comenzar. 

Dios hará un nuevo cielo y una nueva tierra, donde habitaremos con Él por la eternidad. Gozaremos de un cuerpo glorificado, la influencia de Satanás ya no existe, el pecado es algo del pasado, ya no habrá llanto ni dolor alguno.

La tierra como la conocemos desaparecerá en una mega explosión, el Apóstol Pedro nos da una referencia sobre esto:
"pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos." 2 Pedro 3:7

¿Cómo será la destrucción de la tierra? Dios en la creación de la tierra, puso el mecanismo de destrucción dentro de ella. El núcleo de nuestro planeta, a la orden de Dios, liberará todos los átomos, originando una explosión nuclear de millones de megatones, lo mismo sucederá con el universo que la rodea. Nuevamente, el Apóstol Pedro nos hace referencia a ese día:

"Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas." 2 Pedro 3:10
La Biblia no nos da mucho detalle ni referencias de cómo serán, los nuevos cielos y la nueva tierra. En este estudio vamos a ver lo que Juan nos describe, de ese cielo y tierra nuevos.

Cielo nuevo y tierra nueva

Los cielos y la tierra actuales, fueron contaminados por el pecado y la influencia satánica. Por esta razón, Dios hará una nueva creación. No va a restaurar la anterior, sino que esa será totalmente destruída y una nueva creación será hecha.
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más." Apocalipsis 21:1

Esta declaración de Juan, ya había sido mencionada por el Apóstol Pedro, veamos lo que Pedro escribió en su segunda carta:

"Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia." 2 Pedro 3:13

Dios va a preparar un universo nuevo, recordemos que hay tres cielos, y Pedro nos menciona que los cielos serán nuevos, por lo tanto, los tres cielos serán destruidos y creados nuevos. Quiero explicar un poco esto, pues podríamos pensar que la morada de Dios, o sea el tercer cielo, no necesite ser destruido. Y que el universo tampoco sea necesario volver a crearlo; pero veamos un detalle importante. En el tercer cielo, fue donde Lucero, el querubín protector, se reveló contra Dios; y arrastró con él a una tercera parte de los ángeles de Dios. El pecado entonces se originó en el cielo. Luego Satanás, contaminó el universo, así nos lo revela el Apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Éfeso:

"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." Efesios 6:12

De acuerdo con el pasaje anterior, Satanás opera con sus demonios en las regiones celestes, en otras palabra, en el universo. Finalmente, el pecado llegó a la tierra, cuando Adán y Eva pecaron y contaminaron de esa forma la tierra. Por lo tanto, vemos que toda la creación, los cielos y la tierra; todo el universo y la habitación de Dios, todo fue contaminado por Satanás y el pecado. Con la destrucción final de este personaje de maldad, y la justificación de todos los pecadores arrepentidos, que pusieron su fe y confianza en el Señor Jesucristo, Dios cuenta con seres transformados, y con cuerpos glorificados; los cuales junto con sus ángeles, habitarán un nuevo universo, una nueva tierra y los nuevos cielos de justicia y santidad.

En este primer versículo de Apocalipsis veintiuno, Juan termina diciéndonos que el mar ya no existirá más. Actualmente, el mar funciona como un riñón que purifica el agua que es la sangre del planeta. El mar ocupa aproximadamente, las tres cuartas partes de la superficie del planeta en la actualidad. La nueva tierra tendrá una geografía totalmente diferente, ya que el mar ya no será necesario. Por lo tanto, las condiciones atmosféricas, como las conocemos, cambiarán, no sabemos cómo será esto, pero ni el sol, ni la luna estarán presentes, ya que la luz de Dios nos iluminará. 

 

La nueva Jerusalén desciende del cielo

"Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido." Apocalipsis 21:2

La nueva Jerusalén no es una ciudad hecha por hombres, Dios es su arquitecto, según nos lo dice el escritor de los Hebreos:

"porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios." Hebreos 11:10

Para algunos estudiosos bíblicos, esta ciudad ya existe y existía cuando Jesús dijo:

"En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros." Juan 14:2

Los que están en el cielo en este momento, trabajan en la construcción de más moradas para los creyentes que llegaremos después. 

Dios había escogido a la ciudad de Jerusalén, para poner ahí su nombre. Por eso el templo de Dios, fue construido allí. Pero esta nueva Jerusalén, será una ciudad santa, no entrará en ella nada inmundo. 

Para algunos eruditos, la nueva Jerusalén estará presente, suspendida en el aire, durante la gran tribulación y durante el milenio, en una dimensión no visible al ojo humano. Creen que los inmortales que estarán reinando con Cristo durante el milenio, habitarán en ella.


¿Quiénes habitarán en la nueva Jerusalén?

Ya mencioné que para algunos eruditos, los santos con cuerpos glorificados, que estén reinando con Cristo, habitarán en esta ciudad. Sin embargo, Hal Lindey en su libro "El Apocalipsis Inminente" menciona que, como Juan describe a la ciudad, ataviada como una esposa para su marido, algunos piensan que hace referencia a la Iglesia, por lo tanto, ésta habitará en la ciudad. Anteriormente mencioné un versículo de Hebreos once, donde se nos habla de los héroes de la fe, y en específico de Abraham, que dice que esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Con base en esto, y en que se nos dice más adelante en este capítulo, que la ciudad tiene doce puertas que representan a las doce tribus de Israel; se cree entonces que también los judíos creyentes habitarán la ciudad. Esto tiene sentido cuando leemos que la ciudad tiene doce puertas, con los nombres de las doce tribus de Israel y doce cimientos con los nombres de los doce Apóstoles del Cordero. Esto lo comentaremos más adelante.

El Tabernáculo de Dios con los hombres

"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida." Apocalipsis 21:3-6

Nuevamente Juan escucha una voz que dice: "He aquí el tabernáculo de Dios", en el Antiguo Testamento, Dios mandó a Moisés construir un tabernáculo, donde Dios se manifestaba. Recordemos que en el tabernáculo estaba el lugar Santísimo, donde una vez al año, entraba el sumo sacerdote. Ahora en el cielo, La nueva Jerusalén, será el tabernáculo de Dios con los hombres, pero ya no hay limitación para entrar ante la presencia de Dios al lugar Santísimo, sino que "Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios".  De la misma manera que fue al inicio con Adán y Eva en el Huerto del Edén, así será nuevamente en el cielo.


Ya no habrá sufrimiento

En el cielo ya no habrá ningún tipo de sufrimiento, ya que Dios enjugará toda lágrima; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Dios hará nuevas todas las cosas. Juan recibe la confirmación de que las palabras que recibió, son fieles y verdaderas.

El Alfa y la Omega, el principio y fin

En el versículo seis, se aclara que quien está en el trono es Jesucristo, pues dice "Hecho está"  palabras que nos recuerdan las que Él pronunció en la cruz "Consumado es"; también dice ser el Alfa y la Omega, el principio y el fin, haciendo referencia al capítulo uno, versículo ocho de Apocalipsis, donde se registra el saludo a las siete iglesias. (Si no ha leído ese estudio, lo puede encontrar en este enlace).

Termina Juan este pasaje con la promesa de Jesús "Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida." Aquí se hace referencia a lo que Jesús dijo en el evangelio de Juan:
"El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva." Juan 7:38


Él nos ha hecho hijos y herederos

"El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo." Apocalipsis 21:7

Las promesas hechas a las iglesias son confirmadas aquí. En el cielo están todos los santos que han vencido, por lo tanto han heredado todas las cosas que se les prometió y se han constituido en hijos de Dios y Él será nuestro Dios. Tener esta relación con el soberano de todo el universo, es una bendición sumamente grande y extraordinaria. En la actualidad llamamos a nuestro Dios, Padre; sin embargo la grandeza de esta relación no la podemos apreciar aún, hasta que realmente estemos en su presencia y gocemos de nuestra relación con Él.


El destino final de los incrédulos

"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda." Apocalipsis 21:8

Finalmente Juan termina esta primera parte del capítulo, reafirmando el destino de los incrédulos. Juan escribe una lista de personas: cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos; su destino final será el lago que arde con fuego y azufre, y establece que ésta es la muerte segunda.


La nueva Jerusalén

Ahora Juan nos va a dar una descripción de la nueva Jerusalén, la desposada, la esposa del Cordero:
"Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero." Apocalipsis 21:9

Juan relata que uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, le habló y le dijo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, las esposa del Cordero. Acá Juan está usando prácticamente las mismas palabras usadas en el capítulo diecisiete, cuando el ángel le muestra la sentencia contra la gran ramera. En ambos casos, se trata de ciudades, pero hay un notorio contraste entre aquella y la nueva Jerusalén. En la primera se reveló el juicio contra la gran ramera y ahora la exaltación gloriosa de la nueva Jerusalén, la esposa del Cordero.  Tal Vez usted se esté preguntando... ¿Por qué la nueva Jerusalén es la esposa del Cordero? ¿No era que la Iglesia es la esposa del Cordero? Pues anteriormente, en el versículo dos, analizamos que Juan vio descender a la nueva Jerusalén ataviada como una novia para su marido. Por lo tanto, hay una relación entre la Iglesia y la nueva Jerusalén como esposa del Cordero.

"Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios" Apocalipsis 21:10

El ángel que le habló a Juan, lo lleva en el Espíritu a un monte grande y alto; donde le muestra a Juan la gran ciudad santa de Jerusalén, y nuevamente Juan nos dice, lo que ya nos había anticipado en el versículo dos de este mismo capítulo, que vio la ciudad descender del cielo, de Dios. El asombro de Juan, es evidente, pues la ciudad es en extremo hermosa.

"teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal." Apocalipsis 21:11

Juan nos dice que la ciudad tenía la gloria de Dios, esto implica que Dios estaba en ella; me imagino un gran resplandor que la rodeaba. Juan describe que el fulgor de la ciudad era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. La belleza de la ciudad es tal, que Juan trata de describirnos lo que está viendo, pero se queda sin palabras, ante el esplendor de la ciudad, Dios está en ella, toda la gloria de Dios la llena, la luz inmarcesible de Dios, atraviesa las piedras, dándoles una apariencia de cristal. Juan nos va a tratar de describir la ciudad en los siguientes versículos.

"Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas." Apocalipsis 21:12-13

Lo segundo que Juan nos describe de la ciudad, es su muro, el cual nos dice que era grande y alto y con doce puertas con un ángel en cada puerta; cada puerta tiene un nombre inscrito en ella, estos nombres corresponden a las doce tribus de los hijos de Israel. ¿Cuáles serán esos nombres? Pues las tribus de Israel considera a dos de los hijos de José y José no tiene tribu. Tampoco los Levitas recibieron tierra para formar una tribu dentro de las doce. Pueden ser los nombres de los doce hijos de Jacob. La Biblia nos da la respuesta, pues esto fue ya profetizado en el Antiguo Testamento. Estas doce puertas representan al pueblo de Israel, al tener la ciudad una base de forma cuadrada, cada lado tiene tres puertas.

Según la profecía de Ezequiel, los nombres de esas puertas serían: 

Las tres puertas del norte: Rubén, Judá y Leví. Las tres puertas del oriente: José, Benjamín y Dan. Las tres puertas del sur: Simeón, Isacar y Zabulón. Las tres puertas del occidente: Gad, Aser y Neftalí. (Ezequiel 48:31-34)

"Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero." Apocalipsis 21:14

Juan continúa su descripción, diciendo que el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y que sobre esos cimientos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. Los doce apóstoles representan a la Iglesia, al igual que en los nombres de las tribus, queda la duda de ¿Qué nombres serán los de los apóstoles? Pues sabemos que los apóstoles escogieron a Matías, para que éste tomara el lugar de Judas Iscariote. Pero Jesucristo escogió a Pablo para ser apóstol a los gentiles. Y fue Pablo el que fundó las iglesias de Asia Menor, por lo tanto, la mayor contribución al crecimiento de la iglesia, vino de él y sus colaboradores. Así que esto es una incógnita, sólo Dios sabe qué nombres de apóstoles se usarán.


Relación entre las tribus de Israel y los apóstoles del Cordero

Anteriormente mencioné que la gloria de Dios llena la ciudad de la nueva Jerusalén. Por lo tanto, pareciera innecesario que la ciudad tenga un muro de protección, como se usaba en la antigüedad. Ya que Dios está en ella y es su protector, y además, ya no existe la maldad. Entonces ¿Qué propósito tiene el muro? Aquí hay una extraordinaria simbología. El muro es necesario, para que en él estén las doce puertas con los nombres de las tribus de Israel. Pero esto ¿Qué significa? De acuerdo con el profeta Isaías, el muro es un símbolo de la salvación:

"En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro." Isaías 26:1

Entonces las puertas del muro significa que, para entrar a la nueva Jerusalén, se debe hacer por medio del pueblo de Israel y que la salvación vino al mundo por medio de los judíos. El apóstol Pablo hace esta referencia en su carta a los Romanos, diciéndoles todo lo que vino de los israelitas:

"que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén." Romanos 9:4-5

También el Señor Jesucristo, hablándole a la mujer samaritana confirmó que, la salvación viene de los judíos:

"Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos." Juan 4:22

El muro también es importante, para mencionar sus cimientos. Es importante hacer notar que los profetas del Antiguo Testamento, que son parte del pueblo de Israel, junto con los apóstoles, son el cimiento del cual habló el apóstol Pablo:

"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu." Efesios 2:19-22

La combinación de los nombres de las doce tribus de Israel, con los nombres de los doce apóstoles en las puertas y cimientos del muro; nos refuerza el hecho de que ambos son diferentes, pero complementarios. 


Las medidas de la ciudad y del muro

"El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel." Apocalipsis 21:15-17
De acuerdo con lo que Juan nos relata, la ciudad tiene forma de cubo. Pues nos dice que se halla establecida en cuadro, o sea, su base en cuadrada. Nos dice además, que la longitud y la anchura son de una misma longitud, así como su altura. Todos los lados del cubo miden doce mil estadios, lo que equivale aproximadamente a 2.220 Km. Su forma cúbica, se asemeja a la forma del Lugar Santísimo en el tabernáculo. Esto no solo da la idea de perfección, sino que la presencia de Dios sera una experiencia vivida para los habitantes de la ciudad.

El muro medía ciento cuarenta y cuatro codos de altura, aproximadamente unos 64 mts. en relación con el tamaño de la ciudad, parece un muro pequeño, sin embargo equivale a un edificio de unos 25 pisos de altura. Además, el muro no es para protección, sino un simbolismo.

Los materiales de la ciudad.

"El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.
Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio." Apocalipsis 21:18-21

Cuando Juan vio la ciudad, se impresionó con el muro de jaspe, según Wikipedia, el jaspe es una roca sedimentaria. Posee una superficie suave y se utiliza para ornamentación o como gema. Se puede pulir y utilizar en floreros, sellos y, tiempo atrás se la utilizó para cajas de tabaco. Los colores son rojos o violáceos, grises a negros, a veces verdes, amarillos, pardos, en ocasiones combinados. Pero luego de entrar a la ciudad, su asombro fue mayor; pues la ciudad era de oro puro, tan pulido y brillante que, semejaba al vidrio limpio.

Juan también nos describe que el muro de la ciudad estaba adornado con toda piedra preciosa. Hasta los cimientos del muro son de piedras preciosas, como vimos anteriormente, el muro tiene doce cimientos y cada uno de ellos es de una piedra preciosa diferente. El primer cimiento era de jaspe, del cual ya vimos sus características. El segundo cimiento era de zafiro. El zafiro es una variedad del mineral corindón, con característico color azul, aunque hay otros colores menos comunes, debido a impurezas de ciertos óxidos. Se encuentra comúnmente en yacimientos ricos en rutilo, bauxita y hematita. El tercer cimiento era de ágata. El ágata no es un mineral específico, sino un conjunto de variedades microcristalinas del cuarzo. En realidad, son variedades de calcedonia que presentan bandas de varios colores poco contrastados. El cuarto cimiento era de esmeralda. La esmeralda​ es la variedad verde del berilo, un mineral ciclosilicato de berilio y aluminio de fórmula química Be₃Al₂(SiO₃)₆, que contiene además pequeñas cantidades de cromo y, en algunos casos, vanadio, que le proporcionan su característico color verde. El quinto cimiento era de ónice. El ónix u ónice es un mineral de la clase 4; según la clasificación de Strunz es considerado como piedra semipreciosa, ​ aunque según la Asociación Mineralógica Internacional no es aceptado como mineral sino como una variedad de ágata o calcedonia. Está compuesto de sílice.​ El sexto cimiento era de cornalina. Cornalina, también conocida como carneola, es un mineral, variedad de la calcedonia, de color marrón, usado comúnmente como piedra semipreciosa. También se la conoce como Piedra de Sadoine, de la Meca o de Santiago. El séptimo cimiento era de crisólito. El crisólito o peridot es olivina de calidad gema y un mineral de silicato con la fórmula de (Mg, Fe) ₂SiO₄. Como el peridoto es una variedad de olivina rica en magnesio, la fórmula se acerca al Mg₂SiO₄. Su color verde depende del contenido de hierro dentro de la estructura de la gema. El octavo cimiento era de berilo. El mineral berilo es un ciclosilicato de berilio y aluminio con fórmula química Be₃Al₂(SiO₃)₆. Los cristales hexagonales de berilo pueden ser muy pequeños o alcanzar un tamaño de varios metros. Los cristales terminados son relativamente raros. El noveno cimiento era de topacio. El topacio es un mineral del grupo IX, según la clasificación de Strunz. Su nombre deriva, según Plinio el Viejo, de la isla Topazos que se halla en el Mar Rojo. Sin embargo, los yacimientos de esta isla son de olivina, frecuentemente confundida con el topacio. El décimo cimiento era de crisopraso. El crisopraso es una gema de la variedad calcedonia que contiene pequeñas cantidades de níquel. Generalmente es de color verde claro, pero puede variar hasta el verde oscuro. Se la considera una piedra dura y se la utiliza como gema y para la fabricación de objetos ornamentales. El undécimo cimiento era de jacinto. El jacinto es una variedad de zircón transparente de color rojo-naranja, utilizada en pedrería. El nombre coincide con el de una flor de color púrpura o azul rojizo profundo (jacinto). Se piensa que puede ser la piedra designada como "ligure" (לשם leshem en hebreo) mencionada en el Éxodo 28:19 como la primera piedra de la tercera fila de la placa ritual portada sobre el pecho por el sacerdote supremo (placa denominada en hebreo "Hoshen"). El duodécimo cimiento era de amatista. La amatista es una variedad macrocristalina violeta del cuarzo. El color puede ser más o menos intenso, según la cantidad de hierro que contenga. Puede presentarse coloreada por zonas con cuarzo transparente o amarillo. Las puntas suelen ser más oscuras o degradarse hasta el cuarzo incoloro.

Estos son los materiales de los cimientos

JASPE.
El jaspe es una roca sedimentaria. Posee una superficie suave y se utiliza para ornamentación o como gema. Se puede pulir y utilizar en floreros, sellos y, tiempo atrás se la utilizó para cajas de tabaco. Los colores son rojos o violáceos, grises a negros, a veces verdes, amarillos, pardos, en ocasiones combinados.
ZAFIRO.
El zafiro es una variedad del mineral corindón, con característico color azul, aunque hay otros colores menos comunes, debido a impurezas de ciertos óxidos. Se encuentra comúnmente en yacimientos ricos en rutilo, bauxita y hematita.


ÁGATA.
El ágata no es un mineral específico, sino un conjunto de variedades microcristalinas del cuarzo. En realidad, son variedades de calcedonia que presentan bandas de varios colores poco contrastados.




ESMERALDA.
La esmeralda​ es la variedad verde del berilo, un mineral ciclosilicato de berilio y aluminio de fórmula química Be₃Al₂(SiO₃)₆, que contiene además pequeñas cantidades de cromo y, en algunos casos, vanadio, que le proporcionan su característico color verde.


ÓNICE
El ónix u ónice es un mineral de la clase 4; según la clasificación de Strunz es considerado como piedra semipreciosa, ​ aunque según la Asociación Mineralógica Internacional no es aceptado como mineral sino como una variedad de ágata o calcedonia. Está compuesto de sílice.​





CORNALINA.
Cornalina, también conocida como carneola, es un mineral, variedad de la calcedonia, de color marrón, usado comúnmente como piedra semipreciosa. También se la conoce como Piedra de Sadoine, de la Meca o de Santiago.






CRISÓLITO.
El crisólito o peridot es olivina de calidad gema y un mineral de silicato con la fórmula de (Mg, Fe) ₂SiO₄. Como el peridoto es una variedad de olivina rica en magnesio, la fórmula se acerca al Mg₂SiO₄. Su color verde depende del contenido de hierro dentro de la estructura de la gema. 


BERILO.
El mineral berilo es un ciclosilicato de berilio y aluminio con fórmula química Be₃Al₂(SiO₃)₆. Los cristales hexagonales de berilo pueden ser muy pequeños o alcanzar un tamaño de varios metros. Los cristales terminados son relativamente raros.










TOPACIO.
El topacio es un mineral del grupo IX, según la clasificación de Strunz. Su nombre deriva, según Plinio el Viejo, de la isla Topazos que se halla en el Mar Rojo. Sin embargo, los yacimientos de esta isla son de olivina, frecuentemente confundida con el topacio.


CRISOPRASO.
El crisopraso es una gema de la variedad calcedonia que contiene pequeñas cantidades de níquel. Generalmente es de color verde claro, pero puede variar hasta el verde oscuro. Se la considera una piedra dura y se la utiliza como gema y para la fabricación de objetos ornamentales.

JACINTO.
El jacinto es una variedad de zircón transparente de color rojo-naranja, utilizada en pedrería. El nombre coincide con el de una flor de color púrpura o azul rojizo profundo (jacinto). Se piensa que puede ser la piedra designada como "ligure" (לשם leshem en hebreo) mencionada en el Éxodo 28:19 como la primera piedra de la tercera fila de la placa ritual portada sobre el pecho por el sacerdote supremo (placa denominada en hebreo "Hoshen")

AMATISTA.

La amatista es una variedad macrocristalina violeta del cuarzo. El color puede ser más o menos intenso, según la cantidad de hierro que contenga. Puede presentarse coloreada por zonas con cuarzo transparente o amarillo. Las puntas suelen ser más oscuras o degradarse hasta el cuarzo incoloro.





Esta conformación de piedras preciosas en los cimientos del muro, son el cumplimiento de la profecía en Isaías:

"Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas." Isaías 54:11-12


Descripción de las puertas y las calles de la ciudad

Después de describirnos el muro y los cimientos, Juan ahora se dispone a describirnos las puertas y las calles de la ciudad:
" Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio." Apocalipsis 21:21

Juan nos dice que las puertas son doce perlas, no creo que sean esferas gigantescas sino más bien que su material es nacarado como las perlas. Y en cuanto a las calles, nos dicde que son de oro puro, transparente como vidrio. Es casi imposible imaginarse la belleza de todo esto que Juan trata de describirnos. Recordemos lo que Apocalipsis 18:18 nos decía cuando fue destruida la gran ciudad de Babilonia:

"y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?" Apocalipsis 18:18
Aquí Juan está demostrando que Dios tiene preparada una ciudad, cuyo esplendor opaca la gloria de Babilonia. Dios ha preparado una ciudad tan bella que no podemos ni imaginarla.

La presencia permanente de Dios en la ciudad

"Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera." Apocalipsis 21:22-23

Juan se percata de que en la nueva Jerusalén no hay templo. La razón es sencilla, ya no se necesita templo, pues Dios llena la ciudad con su presencia y la del Cordero. Toda la ciudad se constituye en el Lugar Santísimo, que antes estaba dispuesto en el templo para que Dios estuviera en él.  Por la presencia de la gloria de Dios llenando la ciudad, se hace innecesaria la presencia del sol o la luna, y el Cordero será su lumbrera. De esta manera se cumple la profecía de Isaías.

"El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria." Isaías 60:19


Las naciones salvas

"Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella." Apocalipsis 21:24-26

En estos versículos encontramos algo interesante, nos dice Juan que las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella. ¿Cuáles naciones son estas? Al hablar en forma plural, se excluye a la nación de Israel, por lo tanto, se debe referir a naciones gentiles. Pero surge otra duda si ya estamos en una nueva creación, ya no existen naciones, La Biblia no aclara este punto, pero voy a dar mi opinión al respecto. Que quede claro que es mi opinión personal. Analicemos bien los acontecimientos que conocemos: 1.- Hubo salvos durante la gran tribulación, algunos son judíos y otros son gentiles. 2.- Durante el milenio, hubo nuevas generaciones en todo el mundo, si bien es cierto que Cristo reinaba, las divisiones políticas de los países permanecieron. De estas nuevas generaciones pudieron haber muchos salvos, ya sabemos que los no salvos, fueron consumidos por fuego del cielo. 3.- Puede ser que en otras galaxias haya existido vida que, Dios también salvó y lleguen a formar naciones en el nuevo universo creado por Dios. Sobre este último punto, Hal Linsey tiene un pensamiento similar, él escribió en su libro: "También es posible que haya vida inteligente en otros planetas, lo cual Dios nos revelará en la eternidad" (El Apocalipsis Inminente, pág. 371).

Con base en los puntos anteriores, puedo pensar lo siguiente:  Como los salvos de gran tribulación no formaban parte del pueblo de Israel, ni fueron parte de la Iglesia, por lo tanto, no habitarán dentro de la Nueva Jerusalén. Además, los salvos del milenio, tampoco son judíos, ni son parte de la Iglesia, por lo tanto, formarían parte de estas naciones. Y finalmente, si hubo vida en otras partes del universo, Dios también tuvo para ellos un plan de salvación y formarán parte de las naciones mencionadas por Juan en este pasaje.

Todas estas naciones llegarán a la ciudad de Jerusalén llevando su gloria y honra a ella. Las puertas de Jerusalén nunca se cerrarán, pues allí no habrá noche, pues la luz de Dios llena la ciudad por siempre.


Los habitantes de la Nueva Jerusalén

Finalmente Juan nos dice quiénes podrán entrar en la ciudad:
"No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero." Apocalipsis 21:27

Este versículo es un tanto confuso, pues dice que en la ciudad no entrará ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira.  Si ya la maldad fue erradicada y en el cielo nuevo y tierra nueva, solamente hay santos, ¿Cómo sería posible que esto se diera? o es que ¿hay posibilidad de que la historia de Satanás se repita? Porque antes de Satanás todo era santo en el cielo. Por otro lado, me queda la duda de, ¿Para qué se pusieron ángeles guardando las puertas de la ciudad? La verdad, no tengo respuestas para estas preguntas. ¡Dios no lo quiera! El caso es que Juan nos dice que solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero podrán entrar. Obviamente, los inscritos en el libro de la vida, incluye a los judíos y a los gentiles, y a todos los que desde Adán, pusieron su fe en la promesa del Mesías, el Cristo, el Ungido de Dios.


Conclusión

De una forma muy breve, Juan nos ha descrito una parte del cielo, la ciudad santa; la Nueva Jerusalén, que será en sí templo de Dios. Nos ha dejado con una pincelada de la hermosura de la ciudad y de los materiales con que ha sido construída. Su majestad y gloria que la llena, pues Dios es quien la ilumina con su presencia, y el Cordero con Él.

Ya solamente nos resta el capítulo veintidós, que es el epílogo del libro y el cierre de la profecía apocalíptica, con la que termina la Biblia. No se pierda esta conclusión del libro. Hasta entonces, ¡Bendiciones!