miércoles, 14 de octubre de 2020

Apocalipsis 19 - Alabanzas en el cielo

 




Apocalipsis 19 - Alabanzas en el cielo

por José Daniel Quesada


Introducción

Poco a poco nos hemos ido acercando al final del libro. En la entrega anterior, en el capítulo dieciocho, estudiamos el relato sobre la caída de Babilonia y los juicios decretados sobre ella. Ahora, vamos a entrar en el estudio del capítulo diecinueve; aquí vamos a encontrar tres secciones, en las que se divide el capítulo. Primeramente encontramos "Alabanzas en el cielo", luego "La cena de las bodas del Cordero" y finalmente, "El jinete del caballo blanco". Tres relatos que nos preparan para el Reino Milenial del Cordero de Dios.


Alabanzas en el cielo

Después de los juicios decretados contra la ciudad de Babilonia, en el capítulo anterior, ahora el Apóstol Juan nos traslada en su relato a una escena en el cielo.
"Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: !!Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Otra vez dijeron: !!Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: !!Amén! !!Aleluya!" Apocalipsis 19:1-4

El relato que nos hace Juan, describe a una gran multitud en el cielo, proclamando aleluyas y dando honra y gloria al Señor por su poder y salvación; y por sus juicios justos y verdaderos. El juicio sobre la gran ramera, ha vengado la sangre de los santos que murieron por causa de la mano de ella. El sistema del nuevo orden mundial, establecido por el anticristo y bajo el poder de Satanás, ha sido vencido y derrocado. Este gozo que encontramos en el cielo, está en contraposición con la escena vista en el capítulo dieciocho, donde en la tierra había lamentos y lloros por la destrucción de Babilonia. 

Alguno podría pensar que, este gozo en el cielo, no concuerda con el mensaje de amor del cristianismo. Pero aunque el mandamiento de Jesucristo fue, amar a nuestros enemigos, la justicia de Dios dará el pago correspondiente, a la maldad humana. Tanto el amor, como la justicia divina, son aspectos reales de Dios, los cuales no son antítesis uno del otro, sino complemento.

Finalmente, en el texto vemos a los veinticuatro ancianos y a los cuatro seres vivientes, postrarse y adorar ante la presencia de Dios, el cual estaba sentado en el trono. Y clamaron ¡Amén! (que significa: así sea hecho"; y ¡Aleluya! (que significa: load [alabad] a Jehová).


Un llamado a la alabanza

"Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: !!Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!" Apocalipsis 19:5-6

Juan nos dice que una voz salió del trono, no especifica de quién es la voz; sin embargo, se exhorta a todos los siervos, pequeños y grandes, a alabar a Dios. Si bien es  cierto que en el cielo habrán niños, jóvenes y adultos; no creo que esta referencia a pequeños y grandes, se refiera a edades, sino más bien a jerarquías. Recordemos que cada uno será evaluado en el Tribunal de Cristo, según lo enseña el Apóstol Pablo:
"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." 2 Corintios 5:10
Por lo tanto, algunos recibirán más galardón que otros; y de acuerdo con estos galardones, tendremos una u otra posición en el reino de los cielos. Creo que es a esto a lo que hace referencia el texto, cuando habla de siervos pequeños y grandes.

El resultado del llamado a la alabanza, fue una voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y una voz de grandes truenos, decía: ¡Aleluya! porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.

Las bodas del Cordero

"Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos." Apocalipsis 19:7-8

Esta referencia a las bodas del Cordero, solamente en este capítulo y solamente en Apocalipsis, es mencionado en toda la Biblia. La figura del matrimonio es utilizada en el Antiguo Testamento para ilustrar la relación de Dios con su pueblo Israel. Tanto los profetas Oseas, Ezequiel, Jeremías e Isaías, entre otros, hacen referencia a esta relación, por ejemplo: 

"Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado." Isaías 54:5

En el Nuevo Testamento, la figura del matrimonio se utiliza para ilustrar la relación de Jesucristo con la Iglesia.

"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha." Efesios 5:25-27

Sobre esta relación de Jesucristo con la Iglesia, es a la que se hace referencia en este texto de Apocalipsis. La Iglesia ha estado esperando este momento, desde que Jesús la estableció, y como dice el refrán: "No hay plazo que no se venza, ni sentencia que no se cumpla", la hora de las bodas del Cordero ha llegado. 

Para comprender bien esto de las bodas del Cordero, vamos a revisar cómo eran las bodas israelitas en el tiempo bíblico.

  1. El desposorio o compromiso. Este era un acuerdo entre los padres de los novios, principalmente si aún eran menores de edad. En el momento del compromiso, se pagaba la dote acordada.
  2. Después de uno o varios años, en los cuales, el novio se preparaba para su futuro hogar. Y la novia se preparaba para su labor de esposa. Durante este periodo se consideraban como casados. El compromiso no podía disolverse, salvo por divorcio; y la infidelidad se consideraba adulterio. El novio llega vestido de gala a la casa de la novia, para recibirla. Ésta, junto con sus damas, son llevadas a la casa del novio, y allí se celebra la ceremonia.
  3. La ceremonia es la tercera y última parte, y la más importante de estas fases de la boda. En esta ceremonia, se hace el intercambio de votos. Luego venía la cena final y la consumación del matrimonio. La fiesta de la cena duraba al menos siete días, según la condición social de los novios.  
Como podemos apreciar, este simbolismo del matrimonio, aplica perfectamente a la relación de Cristo con su Iglesia. Ya el compromiso se efectuó con la primera venida de Cristo. Estamos en el periodo de preparación del hogar donde Cristo llevará a su novia. Y finalmente, Jesús regresará por su novia, para que se lleve a cabo la ceremonia y la cena de bodas.

El texto de Apocalipsis nos exhorta a gozarnos y alegrarnos y a dar gloria, porque el tiempo de las bodas del Cordero ha llegado. Ya su Iglesia estaba preparada y se le concedió vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente. Este lino fino representa las acciones justas de los santos.


La cena de las bodas del Cordero

"Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía." Apocalipsis 19:9-10
Es interesante lo que el ángel dice: "Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero". En primer lugar, tenemos que tener claro que en una boda, los protagonistas son los novios, en este caso: Jesús y la Iglesia. Pero también están los invitados a las bodas. ¿Quiénes son los invitados a las bodas y a la cena? La iglesia está formada por los creyentes en Cristo Jesús, que lavaron sus pecados en la sangre del Cordero y fueron bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Los invitados son los creyentes del Antiguo Testamento, los que, al igual que la iglesia, pusieron su fe en Cristo Jesús. Ellos se gozarán de ver el cumplimiento de la unión de Cristo con la Iglesia. 

Algunos teólogos concuerdan en que esta boda, durará los siete años de la tribulación, pues así como las bodas antiguas de Israel, duraban al menos una semana; las bodas del Cordero, durará una semana de años. Mientras en el cielo se celebra esta boda y la cena de bodas; en la tierra se estará llevando a cabo los acontecimientos de los juicios de Dios. 

Finalmente en este texto, encontramos que Juan se postra en adoración ante el ángel, el cual de inmediato reacciona, diciendo: "no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía". La Biblia claramente enseña que nada merece nuestra adoración, solamente Dios, ni los ángeles, ni ninguna otra criatura celestial, tiene ese merecimiento. Toda nuestra adoración debe ser dirigida al único y verdadero Dios Todopoderoso y Eterno.


El jinete del caballo blanco

Llegamos a la tercera sección de este capítulo. Juan nos traslada de las bodas del Cordero a una escena totalmente diferente.
"Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES." Apocalipsis 19:11-16
La segunda venida de Cristo a la tierra, es lo que Juan nos describe aquí. Juan vio el cielo abierto; y un caballo blanco montado por Jesús, a quien se le llama Fiel y Verdadero. Ya no es un ángel, ni un arcángel el que viene a ejecutar los juicios de Dios, es Jesucristo en persona el que hace su aparición. Nos dice que peleará y juzgará con justicia. Lo describe con ojos como llama de fuego, con diademas en su cabeza como símbolo de autoridad. Juan dice que tenía un nombre escrito que ninguno conocía, sino él mismo. Esto me hace pensar, que Jesús fue el nombre que se le dio a Cristo cuando nació, pues su nombre significa "Jehová es Salvación". Pero ¿qué nombre tenía Jesús en el cielo? Éste nombre es el que dice Juan que Jesús tenía escrito y nos dice que su nombre es: "El Verbo de Dios". Con Jesús vienen los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, en caballos blancos. La espada aguda que sale de su boca, es la Palabra de Dios.
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." Hebreos 4:12
Con esta espada, la Palabra de Dios (La Biblia) va a confrontar a las naciones, y las regirá con vara de hierro; lo que denota la firmeza de su gobierno, él pisa el lagar del vino del furor y la ira de Dios Todopoderoso. La forma en que Jesús se presenta en esta ocasión, es muy diferente a su aparición en Jerusalén. En esa oportunidad, entró a la ciudad montado en un pollino, hijo de animal de carga: pero ahora, lo hace como un general triunfante, montado sobre un caballo blanco.  Por último, en su vestidura y en su muslo tiene escrito: "Rey de reyes y Señor de señores".

El final de la guerra

"Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes." Apocalipsis 19:17-18

 El final de la guerra entre el bien y el mal, está por terminar; un ángel en pie en el sol, clama a gran voz y dice a todas las aves (carroñeras), que vengan y se congreguen a la gran cena de Dios. Para que coman la carne de reyes, capitanes y fuertes. Carne de caballos y de sus jinetes, carne de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. En fin, lo que vemos es el resultado de la batalla contra el Mesías, no prevalecerán ante el Cordero que ahora vino como el victorioso León de Judá.


La bestia y el falso profeta son lanzados al lago de fuego

"Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos." Apocalipsis 19:19-21

Esta sección del capítulo, es una mirada retrospectiva que Juan nos presenta, antes de la batalla final contra el Mesías. Juan nos describe a las fuerzas del anticristo y de sus aliados, preparados para enfrentar al Rey de reyes y Señor de señores. El resultado final ya lo vimos anteriormente, una masacre, donde los ejércitos del anticristo, la bestia, fue vencido con solo la palabra del Señor, no hace falta un enfrentamiento cuerpo a cuerpo ante el ejército de Jesucristo. Al final de este enfrentamiento, es apresado el anticristo y el falso profeta y ambos fueron lanzados vivos, dentro de un lago de fuego que arde con azufre.  Toda la "gloria" del anticristo y el "poder" engañoso del falso profeta fueron nada delante del Señor, que con solo su Palabra, los venció.


Conclusión

Hemos abarcado tres importantes secciones en este capítulo, la alabanza en el cielo después del juicio de la gran ramera, las bodas del Cordero y el retorno glorioso de Cristo. El fin de la maldad se acerca, la guerra entre el bien y el mal está por terminar; solo resta la batalla final de Gog y Magog, para que la guerra entre el bien y el mal termine y prevalezca la  Paz y la Justicia por la eternidad.

En la próxima entrega, estaremos estudiando el Reino Milenial de Cristo en el capítulo veinte de Apocalipsis. Solamente nos restarían dos capítulos más, después del veinte, para terminar el libro. Espero seguir contando con sus visitas y terminar juntos este estudio del libro final de la Biblia. Hasta entonces, ¡que Dios les bendiga!