lunes, 5 de agosto de 2019

Apocalipsis 3:1-6 - Carta a la Iglesia de Sardis

Sinagoga de Sardis

Carta a la Iglesia de Sardis

Introducción

Iniciamos el capítulo 3 de Apocalipsis, con el mensaje para la iglesia en Sardis. De los mensajes enviados en las cartas a las siete iglesias, este es uno de los más duros. Una iglesia que se consideraba a sí misma viva, debido a la fama que ostentaba; pero el Señor le dice que está muerta.

La ciudad de Sardis

“Sardes, en otros idiomas Sardis (griego antiguo αἱ Σάρδεις, en jónico Σάρδιες, forma contraída Σάρδῑς, lidioSfard, persaSparda) fue una antigua ciudad de Asia Menor fundada por el rey lidio Giges (680-644 a. C.) como capital del antiguo reino de Lidia. Se corresponde con la actual Sart, en la provincia turca de Manisa, en la ladera septentrional del monte Tmolo (actual Boz Dag), en el valle medio del río Pactolo (actual Gediz), que desemboca en el mar Egeo.”  Wikipedia


“Sardis, todavía en la época apostólica prosperaba, gracias al oro tomado del río Pactolo que la atravesaba, y al comercio que le proporcionaban cinco carreteras principales. En sus primeros tiempos era una ciudad fortificada casi inexpugnable gracias a los acantilados que la rodeaban. Pero cuando en 549 a. C. el rey persa Ciro asediaba a Sardis, un soldado observó la ruta por la cual descendía un defensor de la muralla para rescatar su yelmo caído, y esa noche Sardis cayó. La misma táctica permitió la captura de Sardis en 214 a. C., bajo Antíoco el Grande.”  Diccionario Bíblico Nelson – Sardis

“Sardis (la moderna Sart), ciudad prácticamente inexpugnable en la ladera del monte Tmolus, tenía en su haber una interesante historia de más de 2.000 años. Sardis era el opulento asiento del gobierno lidio, donde había reinado como monarca el legendario Creso, y de la que Tales, el primer gran filósofo griego, había sido ciudadano.” Biblia de Estudio Siglo XXI

La iglesia protestante

La Iglesia de Sardis, representa la iglesia de la reforma protestante durante el período comprendido entre los años 1517 al 1800. Esta reforma protestante inició con el escrito de protesta que el sacerdote Martín Lutero clavó en las puertas del templo católico en Wittenburg, Alemania. Aquí debo hacer una aclaración, la iglesia que Jesucristo fundó, no tenía ningún nombre específico. La iglesia era apostólica, basada en las enseñanzas que Jesucristo dio a sus discípulos y que estos a su vez transmitieron a los suyos. La iglesia en un principio era solo una y sus doctrinas eran puras. Sin embargo, como estudiamos en la carta a la iglesia en Pérgamo, con el nacimiento de la iglesia universal, en la cual, la gente no se hizo cristiana por convicción y un nuevo nacimiento en Cristo, sino por un decreto imperial. Esto trajo como consecuencia, la adulteración del evangelio de Jesucristo y la incursión del paganismo dentro de la iglesia apostólica. Debido a esta adulteración y a las indulgencias que implantó la pseudo iglesia, se dió origen al movimiento de la reforma, de donde se derivó la llamada iglesia protestante.

La verdadera iglesia de Jesucristo de diluye

El nacimiento de la iglesia romana universal, como ya lo mencioné, adulteró la doctrina sana de la iglesia apostólica, ocasionando, que la mayoría de los “cristianos” fueran enseñados con una doctrina errónea y fuera de las enseñanzas bíblicas. La reforma que se inició con el fraile católico agustino llamado Martín Luder (más conocido como Martín Lutero), vino a diluir aún más la verdadera iglesia apostólica. Las consecuencias de la reforma, fue el nacimiento de varias otras denominaciones del “cristianismo” pseudo iglesias, que comúnmente son llamadas sectas, ya que no son reconocidas como iglesias. Dentro de estas nuevas agrupaciones religiosas está la “iglesia” Luterana, la Metodista, la Calvinista, etc.

Sardis, una iglesia muerta que se consideraba viva

En medio de esta reforma protestante, está la iglesia de Sardis, una iglesia que se consideraba así misma viva, pero que de acuerdo con el Señor Jesucristo, era una iglesia muerta. La historia de la iglesia ha venido en declive. La iglesia “primitiva” rica en una doctrina pura y sana, comenzó a perder el primer amor y luego se volvió tolerante con doctrinas falsas y paganismos. Ahora se levanta un movimiento que trata de recuperar la base bíblica, debido a que la verdadera iglesia está adormecida.

El mensaje a la iglesia de Sardis

“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 3:1-6

La presentación de Cristo

Juan describe a Jesucristo en esta carta, como el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Anteriormente ya había mencionado lo de los siete Espíritus de Dios y el significado de esto, así como lo de las siete estrellas, si quiere volver a leerlo o desea revisarlo, puede hacerlo en los siguientes enlaces (ver referencia a los siete espíritus aquí. Ver referencia a las siete estrellas aquí.)

La alabanza

A diferencia de las anteriores cartas, para Sardis la alabanza no está al inicio de la carta, sino que la encontramos después del reclamo hecho por el Señor.
“Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.“ Apocalipsis 3:4
La Biblia nos habla de un remanente fiel. Al igual que en el pueblo de Israel, no todo el pueblo era rebelde, desobediente e infiel, había un remanente que se mantenía fiel a Dios y guardaba sus mandamientos, estatutos y leyes. De la misma manera, en la iglesia, a través de la historia ha existido un remanente fiel a las enseñanzas bíblicas, al Señor Jesucristo y a Dios. Desde mi punto de vista, es a este remanente fiel, al que se refiere este pasaje de Apocalipsis 3:4. Dentro de una iglesia muerta y apática se encontraban estas pocas personas fieles.

El reclamo de Jesús a la iglesia de Sardis

“Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.“    Apocalipsis 3:1b
El reclamo del Señor Jesús a la iglesia de Sardis, dice: tienes nombre de que vives. Esta expresión de tener nombre, está asociado con la fama. Probablemente, debido a la fama de la ciudad, la iglesia se consideraba así misma como una iglesia viva, pero la sentencia del Señor es que está muerta. La enseñanza bíblica nos muestra que el pecado es lo que causa la muerte, por lo tanto, la iglesia había permitido que el pecado entrara en ella, ocasionando su muerte espiritual. EL apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Éfeso, nos enseña que aunque estemos vivos según la carne, por el pecado estamos muertos espiritualmente.
"Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia" Efesios 2:1-2

La exhortación de parte del Señor

“Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete.“ Apocalipsis 3:2-3a
En la exhortación del Señor a la iglesia, vemos que las obras de la misma no eran perfectas a los ojos de Dios. Esto quiere decir que la iglesia no estaba cumpliendo con su propósito. La razón de ser de la iglesia es el evangelismo, las misiones y velar por las viudas y huérfanos, manteniéndose en santidad. De acuerdo con el apóstol Santiago, la verdadera religión es esta.
“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” Santiago 1:27
La exhortación finaliza con un llamado a recordar lo que habían recibido y oído para guardarlo y un llamado al arrepentimiento. Lo recibido y oído era el evangelio y la salvación por medio de la gracia de Dios y su misericordia, guardarlo implica un celo por la sana doctrina apostólica que se había perdido y arrepentirse es cambiar el rumbo que llevaban y volver a las bases doctrinales de los apóstoles.
El apóstol Pablo exhortó sobre esto también a las iglesias de Corinto y Galacia.
“Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis”                            2 Corintios 11:4
“Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” Gálatas 1:9

La promesa

Finalmente, la carta termina con una promesa de parte del Señor Jesús:
“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 3:5-6

Este versículo es malinterpretado por algunos grupos, pues interpretan que se refiere a la salvación y la posibilidad de perderla. Realmente los que hemos confiado en Jesús como nuestro Señor y Salvador ya somos vencedores y el no borrar el nombre del libro de la vida es lo que se conoce como una doble negación del enfático griego, La verdadera interpretación de este pasaje, es la promesa que garantiza que una vez que una persona ha sido registrada en el libro de la vida, después de haber depositado su confianza en el Salvador, bajo ninguna circunstancia puede ser borrado, pues no depende de las obras humanas, sino del sacrificio del Cordero.



Exhortación final

Manteniendo el esquema de las cartas anteriores, ésta termina con la misma exhortación: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Esta exhortación que se repite en las siete cartas, nos demuestra que es algo de suma importancia. La Biblia enseña que la fe nace en nosotros por el oír y el oír de la Palabra de Dios. Por lo tanto es importante, en un mundo lleno de ruído, poder escuchar lo que el Espíritu Santo está diciendo. 

Gracias por seguir estos estudios. Dios primero, pronto estaré publicando la carta a la iglesia en Filadelfia. Hasta entonces. Bendiciones!