El tribunal de Jesucristo
Introducción
Cuando se menciona el tribunal de Jesucristo, no se hace referencia al pseudo juicio practicado a nuestro Señor por el sanedrín, en el cual, los judíos condenaron a nuestro Señor y lo llevaron ante Poncio Pilato.
El tribunal de Jesucristo no se trata de un juicio para condenación, ni para salvación; ya que los que participarán de él, serán personas ya salvas. El tribunal de Jesucristo se trata de un podium para la evaluación de los creyentes, para premiar su fidelidad y servicio. Estaremos estudiando los pormenores de esta evaluación, con base en lo que la Biblia nos enseña en relación con este tribunal.
¿Quienes participan en este tribunal?
Como ya lo mencioné en la introducción, el tribunal de Jesucristo no se trata de un juicio para determinar si somos salvos o no. Se le llama tribunal de Jesucristo, porque compareceremos delante de Él para ser evaluados. Solamente los creyentes en Cristo, personas regeneradas por el nuevo nacimiento, participarán de este evento. El mismo Jesús le habló a Nicodemo sobre el nuevo nacimiento:
"Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios." Juan 3:1-3
Nicodemo era parte del Sanedrín de los judíos, un maestro de la ley, conocedor de las profecías sobre el Mesías. Éste vino de noche a Jesús, por temor de los judíos compañeros suyos en el Sanedrín. Jesús, conociendo esto, no perdió tiempo y fue directo al grano con Nicodemo. Le dijo, que era necesario nacer de nuevo. Este nuevo nacimiento no es físico, sino espiritual. Todos aquellos que hemos nacido de nuevo, lo hemos hecho del Espíritu.
"Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." Juan 3:5-6
El ser humano en su nacimiento natural, nace del agua, expresión que recuerda la ruptura de la fuente de la mujer antes del parto. Este es el nacimiento en la carne, el segundo nacimiento, es en el espíritu, por lo tanto es espiritual. Antes de este segundo nacimiento, el espíritu del hombre está muerto, debido a su naturaleza pecaminosa, heredada de Adán. Con el nuevo nacimiento, el cual se da cuando el humano acepta la obra expiatoria de Jesús en la cruz, le acepta como su Señor y Salvador, por medio de la fe y depositando en Él su confianza y esperanza; recibe por medio de la fe, al Espíritu Santo, el cual le sella como propiedad de Dios. Esta es la enseñanza que el Apóstol Pablo dejó en su carta a la iglesia de Éfeso:
"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria." Efesios 1:13-14
Entonces, todos los nacidos de nuevo, creyentes en Jesús como el Mesías, Salvador y Señor de nuestras almas, somos los que participaremos del Tribunal de Jesucristo.
Pablo en su segunda carta a la iglesia de Corinto les dijo
"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." 2 Corintios 5:10
Pablo le está escribiendo a la iglesia en Corinto, por lo tanto, se trata de creyentes, cuando dice: Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo.
¿Qué será evaluado en el tribunal de Jesucristo?
Ya estamos claros sobre quiénes participan del tribunal de Jesucristo, ahora veremos qué será evaluado en este tribunal. Para analizar los aspectos que serán evaluados, debemos recurrir a la enseñanza del Apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Corinto:
"Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará." 1 Corintios 3:9-13
Lo primero que debemos tener claro, es que todos los creyentes tenemos responsabilidades espirituales que debemos cumplir. Pablo enseña que somos colaboradores de Dios, labranza de Dios y edificio de Dios. Lo que esto significa es que Dios nos ha dado la oportunidad de entrar en sus labores como colaboradores suyos, Él es el que puso en nosotros la buena semilla del evangelio, la hizo germinar y crecer en nosotros; además, somos como un edificio que está fundamentado en Jesucristo, sobre quién debemos sobreedificar. Sobre esto es que seremos evaluados, como hemos sobreedificado en el fundamento ya puesto, el cual es Jesucristo. Pablo dice que podemos edificar con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno y hojarasca. Pero esta edificación será probada con fuego. Creo que no debo explicar mucho sobre lo que le pasa a la madera, al heno y a la hojarasca, cuando se les aplica el fuego. Contrario a lo que sucede cuando el oro, la plata y las piedras preciosas son sometidas al mismo fuego. En el primer caso, todo se quema; pero en el segundo, son purificados, pues sus imperfecciones se queman y el oro, la plata y las piedras preciosas quedan más puras y limpias.
Nuestras obras serán probadas por el fuego
Pablo nos enseña que si nuestra sobreedificación pasa la prueba del fuego, recibiremos recompensa, pero si el fuego quema nuestro edificación, sufriremos pérdida, seremos salvos, pero no recibiremos galardón alguno:
"Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego." 1 Corintios 3:14-15
La forma en que vivamos nuestra vida cristiana, las obras que hagamos o dejemos de hacer, y la motivación por la cual hicimos las cosas, serán la forma en que sobreedifiquemos. Pablo mismo nos enseña que todo lo que hagamos debe ser por amor, de lo contrario, no sirve para nada:
"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve." I Corintios 13:1-3
Jesús nos enseñó que debemos vivir para servir. Un refrán popular dice: El que no vive para servir, no sirve para vivir. La enseñanza de Jesús declara que el que sirve será el mayor en el reino celestial:
"Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos." Marcos 9:35
"Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." Marcos 10:45
El Apóstol Pablo también nos enseña que todo lo que hagamos, debemos hacerlo para el Señor y no poniendo la mirada en el reconocimiento de los hombres:
"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas." Colosenses 3:23-25
Las obras que hagamos en la carne, por sobresalir, por conveniencia, por figurar, motivados por la soberbia, el egoísmo, por necesidad o para buscar el favor de Dios; esto serán obras que se quemarán. Dios busca nuestra obediencia y el servicio por agradecimiento, en amor.
¿Qué recompensa recibiremos en el tribunal de Jesucristo?
A pesar de que somos indignos de la Salvación tan grande que Dios nos da, mediante la fe en su hijo Jesucristo, y que todo lo que hagamos en vida, es insuficiente para agradecer esa gracia de Dios para con nosotros; aún así, Dios nos va a premiar, en la figura de Jesucristo. Él nos dará su galardón o corona, según sean nuestras obras. Porque nuestras obras, no son para salvación, sino por motivación de ella, como lo explica el Apóstol Santiago:
"Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras." Santiago 2:18
"Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta." Santiago 2:26
Jesús prometió que tendremos un galardón en los cielos si amamos a nuestros enemigos y hacemos el bien sin esperar nada a cambio:
"Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos." Lucas 6:35
El Apóstol Juan en su segunda carta, nos exhorta a no perder nuestro galardón:
"Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo." 2 Juan 1:8
El mismo Juan en su libro de Apocalipsis, nos dice que hay un galardón para nosotros:
"Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra." Apocalipsis 11:18
"He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra." Apocalipsis 22:12
La Biblia también nos habla de siete coronas para los creyentes en Cristo Jesús, las cuales serán entregadas también durante el tribunal de Jesucristo, esas siete coronas son las siguientes:
- La corona de gozo.
- La corona de justicia.
- La corona de vida.
- La corona de gloria.
- La corona incorruptible.
- La corona de sabiduría.
- La corona de victoria.
La corona de gozo
Esta corona será entregada a aquellos que ganan almas para Cristo, esto es, a los que llevan el evangelio y testifican a otros de Cristo y su evangelio.
"Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados." Filipenses 4:1
Pablo reconoce que sus hijos espirituales son su gozo y corona.
La corona de justicia
Esta corona es para aquellos que guardan la fe y aman la venida del Señor:
"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida." 2 Timoteo 4:7-8
La corona de vida
Esta corona es para los que soportan las pruebas y tribulaciones:
"No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." Apocalipsis 2:10
La corona de gloria
La corona de gloria es para los que apacientan la grey (ancianos y pastores):
"Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria." 1 Pedro 5:2-4
La corona incorruptible
Por correr la carrera de la fe, luchar y resistir:
"Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible." 1 Corintios 9:25
La corona de sabiduría
La corona de sabiduría será otorgada a los prudentes:
"Los simples heredarán necedad; mas los prudentes se coronarán de sabiduría." Proverbios 14:18
La corona de victoria
La corona de victoria es dada a los que confían en el Señor:
"Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien;Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza." Salmos 21:3
Conclusión
El tribunal de Jesucristo, es un pódium de premiación, no se trata de un juicio sobre lo bueno o lo malo que hayamos hecho como personas, no es un juicio para condenar o salvar. Todos los participantes serán salvos, allí será evaluada las obras del cristiano, sean buena o malas; levantadas sobre el fundamento que es Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Sobre el fundamento de Cristo, se podrá edificar con oro, plata y piedras preciosas, estas son obras espirituales, realizadas en amor; ellas permanecerán y serán purificadas por el fuego y obtendremos grande galardón por ellas. Si hemos edificado con madera, heno y hojarasca; tendremos pérdida, pues esas obras son carnales, hechas sin amor, buscando el beneficio propio y sin buscar la gloria de Señor. Serán quemadas al ser probadas por el fuego, no perdemos la salvación, pero si el galardón y la corona que pudimos haber ganado.
Por lo tanto, examinemos a la luz de la Biblia, lo que estamos edificando con nuestras obras. No sea que seamos avergonzados en su presencia, por no haber hecho lo correcto, de la manera correcta y por la motivación correcta.
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