miércoles, 22 de abril de 2020

Daniel capítulo 3


Introducción

En la última publicación concluimos con el capítulo dos de Daniel y dejamos a los amigos de éste, siendo puestos sobre los negocios de la provincia de Babilonia. Daniel se quedó en la corte del rey.

Vamos  a iniciar ahora con el capítulo tres del libro. Una nueva crisis está por desencadenarse, la cual afectará a los hebreos cautivos en Babilonia. No están claras las circunstancias por las cuales se presenta esta crisis, sin embargo, Nabucodonosor en un esfuerzo por lograr la unidad de la provincia, manda a erigir una estatua de oro, un coloso que se cree, era de sí mismo y esto da origen a la crisis de los hebreos. Ya que la orden del rey fue la obligatoriedad de adoración a dicha estatua. Esto violentaba los principios religiosos de los hebreos, ya que estaba prohibido en su ley, el inclinarse y adorar imágenes y dioses falsos.

Una fidelidad probada

El capítulo tres de Daniel inicia con el relato de lo sucedido, veamos:

"El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia." Daniel 3:1
El texto anterior nos muestra que la estatua tenía una altura de sesenta codos, un codo equivale aproximadamente a 46 cm (distancia entre el codo y el dedo corazón extendido), por lo tanto, la altura de la estatua era de 27 metros de alto y 2.8 metros de ancho. 

El relato nos indica que la estatua fue levantada en Dura, en la provincia de Babilonia. Por lo que alguno eruditos creen que esta llanura debió estar cerca de Babilonia y no se refiere a la ciudad con el mismo nombre, cercana a Asiria.

Dedicación de la estatua

El relato bíblico nos hace referencia a que el rey hizo reunirse a los principales funcionarios del imperio.

"Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor." Daniel 3:2-3
 Para esta dedicación, el programa incluía un saludo musical, el cual sería una señal para la adoración universal de la imagen.
"Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oir el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oir todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado." Daniel 3:4-7
Vemos en el relato anterior, el gusto que tenía Babilonia por los cantos y la música. En el año 1978, el grupo musical Boney M, lanzó una canción basada en el Salmo 137, titulada "Ríos de Babilonia". La letra de este canto y la del Salmo, hacen referencia al cautiverio del pueblo hebreo en Babilonia y de cómo les pedían que cantaran y tocaran de sus cánticos, pero el pueblo no tenía ánimo de cantar. Otro aspecto que se desprende del texto mencionado, es que la desobediencia a la orden del rey, tenía como consecuencia ser echado dentro de un horno de fuego ardiente, de forma inmediata. 

Desacato de los amigos de Daniel

Ante la orden del rey de Babilonia, los administradores de la provincia, Sadrac, Mesac y Abed-nego, se rehusaron a cumplir con la misma, por lo tanto, al escucharse la música para la adoración de la estatua, ellos permanecían en sus pies. El escritor de La epístola a los Hebreos, escribió: 
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigosdespojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante." Hebreos 12:1
Este texto de Hebreos, nos demuestra que, los que confiamos en Dios, estamos siendo observados constantemente por los demás, ya sea para criticarnos, señalarnos o buscar causarnos daño. Esto pasó con Sadrac, Mesac y Abed-Nego, conocidos por sus nombres Babilónicos y no por sus nombres judíos. Recordemos que en la cultura judía, los nombres tenían un gran significado, y los nombres de los amigos de Daniel, tenían relación con su Dios; por lo tanto, se quería quitar de ellos todo vestigio de su cultura y su Dios. Por tanto, les fueron cambiados sus nombres. Daniel, cuyo nombre hebreo significa "Dios es mi juez", fue cambiado a Beltsasar, cuyo significado babilónico es "Señora protege al rey", a Ananías, cuyo significado hebreo es "Dios ha mostrado su gracia" se le cambió a Sadrac, cuyo significado babilónico es "Soy muy temeroso (de dios)", a Misael, cuyo significado hebreo es "¿Quién es lo que es Dios? se le cambió a Mesac, cuyo significado babilónico es "Soy de poca estima" y finalmente, a Azarías, que en hebreo significa "El Señor ha ayudado", se le cambió por Abed-nego, que en babilónico significa "Siervo del resplandeciente" refiriéndose a "Nebo" una deidad babilónica (según el libro La Religión Babilónica, pag. 76). 

La envidia que se desató en los funcionarios babilónicos, cuando los amigos de Daniel fueron nombrados administradores de la provincia, hizo que éstos no desaprovecharan la oportunidad de acusarlos ante el rey.
"Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. Tú oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oir el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de too instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado." Daniel 3:8-12
Luego de la acusación ante el rey, éste se llena de ira y con enojo mandó llamar a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Estando éstos en presencia del rey, Nabucodonosor les pregunta si realmente es verdad, que ellos no rinden culto a su dios, ni dan honor la estatua de oro que él levantó.  Y les pregunta si están dispuestos a postrarse y adorar la estatua, tan pronto escuchen el sonido de la música, so pena de ser echados al horno de fuego, si no lo hacen.  Y la última pregunta desafiante que hace el rey es ¿Y qué dios será el que os libre de mis manos? 

Nabucodonosor ya había experimentado el poder de Dios, al revelar e interpretar el sueño que había tenido él. Sin embargo, la arrogancia del rey le hizo desafiar al Dios del cielo. La respuesta de Sadrac, Mesac y Abed-nego fue:
"No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado." Daniel 3:16-18
La confianza en Dios, demostrada por estos varones, hizo enfurecer al rey. Nunca se esperó que en su presencia, fueran capaces de negarse a cumplir con su mandato. El rey manda a calentar el horno siete veces más de lo acostumbrado, quería asegurarse que ellos no lograran sobrevivir al horno. Manda a hombres corpulentos de su ejército para atar a los varones y echarlos en el horno. Por lo tanto Sadrac, Mesac y Abed-nego, fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 
"Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a  Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo." Daniel 3:22
Me llama la atención ver a Nabucodonosor desafiando al Dios del cielo, pero a la vez tomar medidas para que los varones hebreos no puedan sobrevivir. Mandar a calentar siete veces más el horno demuestra que, de alguna manera, sabía que Dios podía proteger a estos varones. Tremendo susto se llevó al ver cuatro varones moverse dentro del horno y sueltos, cuando habían sido echados atados solo tres.
"Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses." Daniel 3:24-25
Nabucodonosor no da crédito a lo que sus ojos están viendo, tiene que preguntar y afirmar que si eran tres los varones atados que echaron dentro del horno, por qué está viendo a cuatro varones y sueltos. Además, el cuarto varón que ve, tiene un aspecto sobrenatural, su aspecto es semejante a hijo de los dioses. Aquí, no es que Nabucodonosor esté asociando al cuarto varón con uno de sus dioses, sino que el aspecto de este cuarto varón, es especial. Recordemos a Jesús cuando tomando a Pedro, Jacobo y Juan, los llevó a un monte alto y se transfiguró delante de ellos.
"Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve." Marcos 9:2-3a
El aspecto de Jesús en la transfiguración, mostraba a Jesús con vestiduras resplandecientes. Teológicamente, se cree que este cuarto varón en el horno de fuego ardiente, era el mismo Jesús, en lo que se conoce como una cristofanía. El resplandor de este varón celestial era tal, que sobresalía en medio de las llamas.

Nabucodonosor debe haberse dado cuenta que la presencia de este cuarto varón, solo significaba que Dios había protegido a sus siervos y acercándose a la puerta del horno llama a los varones hebreos.
"Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían." Daniel 3:26-27
Es interesante notar la manera en que Nabucodonosor se dirige a los varones, los llama siervos del Dios Altísimo. Lo que demuestra que, la experiencia tenida con Daniel, y la revelación que Dios le dió del sueño y su interpretación, sumado a esta nueva experiencia, de ver ante sus ojos, como Dios libró a sus siervos y observar a este varón celestial juntamente con ellos, caló en Nabucodonosor.
"Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar, por cuanto no hay dios que pueda librar como éste." Daniel 3:28-29
Nabucodonosor reconoce que el Dios de los hebreos, realmente es un Dios que libra a sus siervos. Y expresa una bendición sobre Dios y promulga un decreto que obliga a todos los pueblos de su imperio a no blasfemar contra Dios, so pena de ser descuartizado y destruida su casa. 

Llegamos al final de este capítulo tres con el rey Nabucodonosor engrandeciendo a los varones hebreos.
"Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia" Daniel 3:30

Conclusión

Hemos concluído con el capítulo tres del Libro de Daniel. Hasta aquí pudimos ver la fidelidad de Dios para con Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego. En tanto ellos pusieron su confianza en su Dios, Dios les respondió y los libró. Ante la situación actual que el mundo está pasando, con la pandemia que está afectando a nuestros países. Es refrescante recordar que, nuestra confianza está puesta en Jesucristo, autor y consumador de nuestra fe. Por lo tanto, así como Dios libró a estos siervos del horno de fuego ardiente, así Dios nos puede librar del Covid-19 y del Coronavirus.