domingo, 10 de mayo de 2020

Daniel capítulo 7


Introducción

Ya hemos estudiado la mitad del libro de Daniel. En los primeros seis capítulos, Daniel nos relata sus experiencias con el imperio babilónico. Posteriormente, nos relata sucesos durante el imperio de medos y persas. A partir del capítulo siete, Daniel nos lleva en un relato lleno de símbolos  y nos adentra en sus visiones apocalípticas. Vamos a iniciar el estudio de varias profecías que se entrelazan con otras mencionadas en el mismo libro de Daniel. Otras están relacionadas con las visiones apocalípticas de Juan en la isla de Patmos. Por este motivo, es que hice un paréntesis en el estudio de Apocalipsis, para iniciar con este del libro de Daniel, y así poder entrelazar ambos libros en sus profecías. Les invito entonces, a que entremos en este fascinante mundo de las profecías bíblicas.

Preámbulo

En la primera sección del libro, los relatos de Daniel tienen un fondo histórico-profético. A partir del capítulo siete, veremos un relato profético-histórico. En otras palabras, mientras en la primera mitad del libro, el énfasis se da en lo histórico. A partir de este capítulo siete, el énfasis de Daniel estará en lo profético. 

Cronológicamente, esta visión tuvo lugar en el primer año del rey Belsasar. Lo que implica, que nos estamos devolviendo en el tiempo, para analizar lo que Daniel vio en esa oportunidad.


La visión de las cuatro bestias


Anteriormente estudiamos el sueño que tuvo Nabucodonosor, sobre una imagen compuesta de varios metales y en sus pies una mezcla de hierro y barro cocido (Daniel 2). En esa oportunidad, el rey Nabucodonosor era el hombre más poderoso de la tierra. Dios le había permitido conquistar varios pueblos y formar un imperio que abarcaba tres continentes. Estando el rey pensando en lo que depararía el futuro, lo que sería de su imperio, Dios se lo revela en un sueño. Ya vimos que la estatua estaba formada por una cabeza de oro, pecho y brazos de plata, cadera y muslos de bronce, piernas de hierro y los pies eran de la mezcla de hierro y barro cocido. Estas divisiones de la imagen y los diferentes materiales que la conformaban, representaban los imperios mundiales que seguirán al imperio babilónico. Esta visión y su interpretación obedece al relato histórico-profético, desde un punto de vista humano. Nabucodonosor vio en su sueño, una imagen impresionante que representaba su propio imperio y los por venir. En el sueño de Nabucodonosor quedó demostrado el esplendor exterior y la gloria de los reinos, porque Dios sabía que ese detalle atraería la atención de Nabucodonosor. Pues este rey consideraba su imperio como algo majestuoso y envidiable. Por eso la cabeza, que lo representaba, era de oro. Desde un punto de vista humano, el rey conquistador mira sus logros imperialistas como una victoria digna de admiración.



Ahora, en el caso de Daniel y el capítulo siete, se trata del mismo tema; el imperio de Babilonia y los sucesivos por venir. Sin embargo, el sueño de Nabucodonosor y la visión de Daniel, son muy diferentes. La visión de Daniel es ahora un relato profético-histórico. Los mismos acontecimientos, pero desde el punto de vista espiritual y no humano. Dios le permitió a Daniel penetrar en el carácter interior, el verdadero carácter de estos reinos. ¿Qué eran estos reinos? Eran como bestias salvajes, carnívoros por naturaleza, y cada uno de ellos era un asesino destructor, un depredador.


"En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar." Daniel 7:1-3
Analicemos estos primeros tres versículos. Ya mencioné que esta visión tuvo lugar en el primer año del rey Belsasar, el rey que profanó los utensilios del templo de Dios, trayendo como consecuencia que Dios quitara el reino a Babilonia, y lo entregara en manos de los Medos y Persas. La expresión "he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar" significa lo siguiente: Los cuatro vientos del cielo que combatían, representa período de guerra y el gran mar tiene dos significados, el primero es propiamente lo que se conoce como el gran mar, lo que hace referencia al mar Mediterráneo, alrededor del cual se dieron los sucesos. También, bíblicamente se entiende al mar como, muchedumbre de gentes, pueblos, naciones y lenguas. (Mateo 13:47 - Apocalipsis 17:15)

Daniel ve en medio de esta tormenta, cuatro bestias grandes y diferentes entre sí, que subían del mar. Esta expresión, que subían del mar, se debe entender que emergen de los pueblos debido al conflicto bélico. 

La primera bestia

Lammasu, divinidad protectora de la mitología
babilónica. Tenía cuerpo de león, alas de águila
 y cabeza humana
"La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre." Daniel 7:4
La primera bestia en la visión de Daniel, es un león con alas de águila. Esta bestia, al igual que la cabeza de oro del sueño de Nabucodonosor, representa tanto al imperio de Babilonia como al rey mismo. Sus alas representan la velocidad con que el ejército babilónico se desplazaba. El hecho de que las alas de esta bestia hayan sido arrancadas, significa la caída de Nabucodonosor por los siete tiempos que estuvo como una bestia. La expresión que fue levantada del suelo y que se puso enhiesta sobre sus pies a manera de hombre, significa la restauración de Nabucodonosor, cuando recupera su cordura y retoma el reino, al reconocer que Dios es el soberano en el cielo y en la Tierra. Finalmente, Daniel dice que se le fue dado a la bestia corazón de hombre. Algunos teólogos interpretan esto como la conversión de Nabucodonosor, o sea, que al final el rey reconoce a Dios como su Señor.

La segunda bestia


"Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne." Daniel 7:5

 La segunda bestia es descrita por Daniel, semejante a un oso. Esta segunda bestia, equivale al pecho de plata de la imagen de Nabucodonosor. Por lo tanto, al igual que la plata, este oso representa al imperio Medo-Persa. La alusión que se hace de que se alzaba más de un costado que del otro, representa que Persia al final se impuso sobre los medos. Las tres costillas que tenía en su boca, representan las tres grandes conquistas de este imperio Medo-Persa, a saber: Babilonia, Lidia y Egipto. Finalmente, se le dice a la bestia, que se levante y devore mucha carne. Los ejércitos de medos y persas, avanzaban pesadamente, por eso se le compara con un oso y a su paso había destrucción y muerte.

La tercera bestia


"Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio." Daniel 7:6

La tercera bestia en la visión de Daniel, es semejante a un leopardo, pero con cuatro cabezas y cuatro alas de ave. Esta bestia al igual que los muslos y cadera de bronce, de la imagen de Nabucodonosor, representa al Imperio Greco-Macedónico de Alejandro Magno. La mención de que esta bestia tenía cuatro alas, demuestra la gran capacidad del ejército de Alejandro Magno, en movilizarse con gran velocidad. Alejandro desplazaba a su ejército con tal rapidez que tomaba por sorpresa a sus enemigos, golpeándolos repentinamente. A diferencia de la primera bestia, el león alado, ésta tiene cuatro alas, indicando que el ejército de Nabucodonosor comparado con este, sería lento. Tenemos también que esta bestia se representa con cuatro cabezas, esto simboliza la división final del imperio, en los cuatro generales de Alejandro Magno. Cuando Alejandro murió, a la edad de treinta años, su imperio fue dividido entre cuatro de sus generales, de tal manera que el imperio se separó de la siguiente manera:

Casandro tomó Macedonia. 
Lisímaco tomó Asia Menor.
Seleuco se quedó con Siria.
Tolomeo se hizo cargo de Egipto.

La cuarta bestia 


"Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos." Daniel 7:7
Daniel miró una cuarta bestia, espantosa y terrible, sumamente fuerte. No la pudo asociar con ningún tipo de animal conocido por él. Algunos hacen referencia a esta cuarta bestia como si se tratase de un dragón. Daniel solamente manifiesta su estupor ante tal bestia y describe que tenía dientes grandes de hierro, que devoraba y desmenuzaba y que las sobras hollaba con sus pies. Aclara que esta bestia era muy diferente a las otras bestias que había visto anteriormente y dice que la bestia tenía diez cuernos.


Esta bestia representa a las piernas de hierro del sueño de Nabucodonosor, o sea, al imperio romano. Llama poderosamente la atención que Daniel no pudiera asociar esta bestia con algún animal conocido, lo que me hace pensar en lo espantosa que pudo haber sido. El imperio romano fue en gran manera fuerte, se caracterizó por esa fortaleza, provocaba temor y terror. Los diez cuernos hacen referencia a los diez dedos de la imagen del capítulo dos.

Lo espantoso de la bestia que Daniel vio, y que se asocia con el imperio romano, tiene una diferencia con respecto a los otros imperios. Esta diferencia estriba en que el imperio romano a diferencia de los otros, no fue conquistado. Los babilonios fueron conquistados por los medos-persas, estos a su vez fueron conquistados por los griegos-macedonios y éstos últimos por los romanos. Pero los romanos se dividieron en diez reinos menores, no fueron conquistados.  En la actualidad, ese imperio sobrevive en esos reinos, que aún influyen en naciones de Europa que bordean el Mar Mediterráneo y el Norte de África. Naciones que fueron parte de ese imperio. Nadie venció a Roma.

La profecía de Daniel sobre estas cuatro bestias, tiene mayor significancia en nuestro tiempo, ya que la profecía de Daniel en este capítulo siete, se extiende y da mayor detalle que lo mencionado en el sueño de Nabucodonosor del capítulo dos. Y estamos en alguna parte del periodo de los diez cuernos. El imperio romano comenzó su decadencia y terminó dividiéndose en dos, el imperio de occidente con Honorio y el imperio de oriente con Arcadio. El imperio de oriente desapareció y solamente quedó el imperio de occidente, formado por diez pueblos, representados por los diez dedos y los diez cuernos. Esos pueblos no podemos afirmar cuáles fueron, sin embargo es muy probable que hayan sido los siguientes:
  1. Francos. (Francia, Bélgica y Países Bajos, así como la región de Franconia en Alemania.
  2. Ostrogodos. (Italia)
  3. Visigodos. (Hispania)
  4. Suevos. (Hispania)
  5. Vascones. (Parte de España)
  6. Vándalos. (Alemania y Polonia)
  7. Anglos. (Inglaterra)
  8. Sajones. (Ingalterra)
  9. Asdingos. (Hungría, Rumania, Eslovaquia y Polonia) 
  10. Silingos. (Península Ibérica y África)

El hombre de iniquidad

"Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas." Daniel 7:8
Daniel se concentró en los diez cuernos, estaba mirándolos cuando aparece otro cuerno en medio de los otros, arrancando tres cuernos de los primeros. Éste último cuerno pequeño dice que tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. Este cuerno pequeño representa al hombre de pecado, el hijo de perdición, que menciona el Apóstol Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses:
"Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición." 2 Tesalonicenses 2:4
Este hombre es el mismo que menciona Daniel en el capítulo once, versículo treinta y seis, al que identifica como rey. También corresponde a la bestia de Apocalipsis 13:4; en otras palabras y hablando más claramente, este cuerno pequeño representa al anticristo. De acuerdo con el relato de Daniel, este hombre destronará a tres y tendrá fuerza y soberanía. La mención de que tenía ojos como de hombre, es para identificar que es inteligente y humano. La expresión de que hablaba grandes cosas, se refiere a su arrogancia y a su hablar con blasfemias.
"Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente." Daniel 7:9
La visión de Daniel cambia y se traslada al cielo. Ahora está mirando los acontecimientos al final de los tiempos. Su relato dice que fueron puestos tronos, y que se sentó un Anciano de días. Estos tronos se asocian con los veinticuatro ancianos, que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, según Apocalipsis 4:4 y 11:16:
"Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas." Apocalipsis 4:4
"Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios." Apocalipsis 11:16
Estos veinticuatro ancianos representan a la humanidad redimida por la sangre de Cristo. En Apocalipsis 21, en el relato de la Nueva Jerusalén, se dice que la ciudad tiene doce puertas y doce cimientos. Las puertas eran doce perlas y cada una con el nombre de los hijos de Jacob. Los doce cimientos representan a los doce apóstoles de Jesús. Por lo tanto estos 24 ancianos representan a los redimidos, tanto del Antiguo Testamento, como los del Nuevo Testamento. Ambos grupos representan la familia de Dios congregada en el cielo.

Daniel también vio a un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia. Este Anciano de días es el eterno Dios, sus vestiduras blancas indican su pureza y su santidad. El cabello como lana limpia, significa su naturaleza eterna.

Daniel también nos habla del trono de Dios, que era llama de fuego, y sus ruedas como fuego ardiente. Esto significa el justo juicio de Dios.
"Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos." Daniel 7:10
Este río de fuego corresponde al juicio que vendrá en la tribulación, no se trata aquí del juicio final, el cual se llevará a cabo hasta el final del milenio. Cuando Dios procede a juzgar, los libros son abiertos, en ellos están escritos todos los actos de los hombres, que el Juez Soberano juzgará.
"Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo." Daniel 7:11-12
Mientras en el cielo se hacen los preparativos para el juicio de las naciones y los hombres, en la Tierra, la bestia (el cuerno pequeño o anticristo) está públicamente blasfemando y jactándose como también lo menciona Apocalipsis 13:
"También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo."  Apocalipsis 13:5-6
La bestia fue muerta y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. El fin de la bestia está también mencionado en Apocalipsis 19:
"Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre." Apocalipsis 19:20
El texto anterior, tiene una diferencia con respecto a lo que menciona Daniel. En la profecía de Daniel, dice que él miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. En la profecía de Apocalípsis, dice que la bestia y el falso profeta fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. En una profecía se dice que mataron a la bestia, y en la otra profecía, dice que fue lanzada viva. Esta aparente contradicción no existe; ya que Daniel hace referencia al cuerpo de la bestia. Mientras Apocalipsis se refiere al espíritu inmortal, el cual vive y es lanzado al lago de fuego para su castigo eterno.

La visión del Hijo del Hombre

Daniel ahora ve a Jesucristo presentarse ante el trono:
"Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron." Daniel 7:13-15
Daniel está aquí profetizando la segunda venida de Jesucristo a la Tierra, ya no como un siervo sufriente como la primera vez, sino como el rey. Esta profecía es mencionada por el mismo Jesús en el evangelio de Mateo:
"E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria." Mateo 24:29-30
 Esta parte de la profecía, equivale a la piedra que fue cortada, no con mano; que se menciona en Daniel 2 del sueño de Nabucodonosor, y destruye los pies de la estatua. Jesucristo vendrá y establecerá su reino. El texto de Daniel dice que el Anciano de días le da dominio, gloria y reino al Hijo del Hombre, título que Jesucristo usaba durante su ministerio acá en la Tierra. También el relato de Daniel dice que todos los pueblos, naciones y lenguas le servirán y que su dominio es eterno, nunca pasará ni será destruído.

Interpretación de la visión

"Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre." Daniel 7:16-18
Daniel se acerca a uno de los ángeles y le pregunta sobre lo que vió. La explicación que le da el ángel es resumida en cuanto a que las cuatro bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Al final, el reino será entregado a los santos del Altísimo y su posesión será eterna.

Daniel aprovecha el acercamiento al ángel, para preguntarle sobre la cuarta bestia, a la cual él no pudo asociar con ningún animal conocido por él, por el aspecto espantoso que tenía.
"Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino." Daniel 7:19-22
El texto anterior, es un resumen de lo que ya hemos analizado. Los diez cuernos que tenía en la cabeza y el cuerno pequeño que aparece, haciendo caer tres de los diez anteriores. Que el cuerno pequeño tenía ojos y boca, y hablaba blasfemias. Este cuerno pequeño, al que ya hemos identificado como el anticristo, hará la guerra a los santos. Tener cuidado en no confundir este término de santos, con la Iglesia, ya que ésta última, ya no está en la tierra, pues fue llevada al cielo en el rapto. Aquí se debe entender como santos, a los creyentes de la tribulación. Los cuales serán perseguidos por el anticristo y decapitados, hasta que Jesucristo se manifieste.

La interpretación de la cuarta bestia

EL ángel le da a Daniel la interpretación de la cuarta bestia, lo cual ya también analizamos:
"Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán." Daniel 7:23-27
Daniel recibe la explicación por parte del ángel, de lo que significa la cuarta bestia, los diez cuernos y el cuerno pequeño que reinará por tiempo, y tiempos, y medio tiempo; lo cual equivale a tres años y medio. Este período de tiempo equivale a los 42 meses de Apocalipsis:

"Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses." Apocalipsis 11:2
"También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses." Apocalipsis 13:5
Este periodo de tiempo, y tiempos y medio tiempo, también equivalen a los mil doscientos sesenta días que se mencionan en Apocalipsis:
"Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio." Apocalipsis 11:3 
"Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días." Apocalipsis 12:6
Para aclarar esto, tres años y medio es igual a cuarenta y dos meses (3.5 x 12 = 42), cuarenta y dos meses es igual a mil doscientos sesenta días (42 x 30 =1260). Los meses judíos son de treinta días, porque el año judío es de 360 días, por tratarse de un año lunar y no solar. Este periodo de tiempo hace referencia a la primera mitad de la tribulación, la cual corresponde a la semana setenta de Daniel, la que estaremos estudiando en el capítulo nueve de Daniel. Esta semana setenta, es una semana anual, o sea, siete años de tribulación; estará dividida en dos periodos de tres años y medio cada uno.

Conclusión

Finalmente, Daniel queda turbado en sus pensamientos, al final de la explicación que el ángel le da de la visión:
"Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón." Daniel 7:28
Como lo mencioné al inicio, este capítulo es paralelo con el capítulo dos del libro. La imagen que Nabucodonosor vio en sus sueños, y los diferentes metales que la componían; equivalen a las cuatro bestias que Daniel observó en su visión. El sueño de Nabucodonosor presentó a los reinos mundiales, desde el punto de vista humano, la "grandeza" de ellos desde el punto de vista del emperador. La visión de Daniel, por el contrario, enfoca los imperios humanos, desde el punto de vista espiritual, mostrando la crueldad, destrucción y muerte de los mismos. Todo lo espantoso de la visión, cambia al final, cuando el reino mundial es entregado en manos divinas y el Señor de señores y el Rey de reyes, sube al trono para regir con justicia.

Hasta aquí el estudio de este capítulo siete, me extendí más de lo que esperaba, pero era importante hacer las referencias cruzadas con Apocalipsis. Los detalles relacionados con esas notas, no las analizamos en este estudio, ya que son parte del estudio del libro de Apocalipsis. Gracias por su atención y seguir este estudio. Bendiciones!