lunes, 11 de mayo de 2020

El Covid-19, la pandemia y el cristiano evangélico.

Grupos evangélicos a lo largo de América se las han ingeniado para mantener cultos en persona pese a la pandemia.

Introducción

Recién termino de leer un artículo publicado por BBC Mundo - Los evangélicos y el coronavirus: los grupos religiosos que resisten las restricciones contra el covid-19 en algunos países de América.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52612458.

El artículo hace mención de grupos evangélicos que se oponen a las restricciones sanitarias, tanto en USA, como en países de América Latina. Grupos de personas, se siguen reuniendo en templos, a pesar del distanciamiento social que las autoridades sanitarias de los países han implementado. Pastores preocupados porque sus finanzas se vean afectadas, ponen en riesgo a los feligreses, de forma irresponsable.

¿Qué dice la biblia al respecto?

Es necesario que los grupos evangélicos de las diferentes iglesias, acaten o no, las disposiciones gubernamentales, en pro de hacer frente a la pandemia? Si bien es cierto que el escritor de la carta a los Hebreos hace mención a no dejarse de congregar:
"no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca." Hebreos 10:25
También es cierto que están los pasajes, que indican que el cristiano debe obedecer a las autoridades.
"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas." Romanos 13:1
En el tanto que, una norma o ley, no transgreda los mandamientos o las leyes de Dios, estamos obligados a cumplirlas. No obedecer equivale a oponerse a Dios.
"De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos." Romanos 13:2
La actual pandemia va más allá de simplemente decir que Dios nos protege, y poner en riesgo de contagio a feligreses. No se me malinterprete, Dios es todopoderoso y está claro que Dios nos protege y que en caso de contagio, Él nos puede sanar. Pero también tenemos que tener sentido común, al menos en Costa Rica, los templos deben tener un permiso del Ministerio de Salud, para poder funcionar, por lo tanto, no sería de buen testimonio, oponerse a las normas sanitarias dictadas por ese Ministerio. Estas normas sanitarias no están contra lo establecido por Dios. Recordemos que Dios puso leyes sanitarias para su pueblo. Para el caso de la lepra, que era altamente contagiosa, Dios estableció normas de distanciamiento social. Leamos lo que Dios estableció en el libro de Levítico, para el leproso:
"Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada." Levítico 13:46
Dios es sabio y nadie puede cuestionarlo.  Si Dios, estableció normas sanitarias para su pueblo Israel, cómo entonces vamos a decir que, las normas sanitarias establecidas por los gobiernos, no son de cumplimiento obligatorias para nosotros los cristianos evangélicos.

Por favor, no caigamos en religiosidad, gracias a Dios, hoy en día contamos con tecnología que nos permite comunicarnos y disfrutar de un culto en línea, por medio del internet. Gracias a Dios por esos pastores evangélicos que han respetado el aislamiento social y han cerrado los templos por un periodo indefinido. No es una medida permanente, ya vendrá el tiempo para volvernos a reunir en los templos. Recordemos lo que el sabio Salomón escribió en su libro Eclesiastés:
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz." Eclesiastés 3:1-8
Por lo tanto, no se desespere, ya vendrá el tiempo de congregarse. Pero ahora, es tiempo de quedarse en casa, es tiempo de aislamiento social, es tiempo de buscar al Señor desde su casa, aproveche de leer su Biblia y escudriñarla, y de orar, por la pandemia y por el gobierno.

Dios les bendiga y oremos para que esta pandemia, no se extienda más de lo que Dios ya tiene definido.