Introducción
Luego de la experiencia que los amigos de Daniel tuvieron, con el horno de fuego, en el capítulo tres; donde el relato bíblico no nos aclara la razón por la cual Daniel no estuvo con ellos, tenemos ahora este otro relato. Aquí, Daniel pasa por una experiencia similar a la de sus amigos, donde su vida está de por medio. Ya habían pasado varios años desde que Sadrac, Mesac y Abed-nego habían sido echados en el horno de fuego. Y el rey Nabucodonosor vio la protección de Dios sobre los jóvenes judíos. Ahora le toca a Daniel ser librado por la mano de Dios, siendo ya un anciano de más de ochenta años. y a Darío experimentar el milagro del Dios judío.
La prosperidad de Daniel
Ya el imperio de Babilonia había caído. Los medos y persas habían tomado el imperio de Nabucodonosor y sus descendientes. Ahora el rey del imperio era Darío el medo, aunque hay discrepancia con este hecho, ya que según los historiadores no hubo un rey llamado Darío. Sin embargo, al igual que con la descendencia de Nabucodonosor, que no se había encontrado evidencia de un sucesor suyo, con el nombre Belsasar. Los descubrimientos arqueológicos más recientes, confirmaron ese hecho. Por lo tanto, no está en mí cuestionar la Biblia, pues ya los historiadores se han equivocado y han tenido que dar fe de la veracidad de los hechos bíblicos. De tal manera, que si el libro de Daniel es fiel a la historia, hasta este punto, no dudo que lo narrado por el profeta, es tal cual.
Veamos el relato de este capítulo seis:
"Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino." Daniel 6:1-3
Daniel fue prosperado por Dios, no solo en el imperio Babilónico, sino que cuando éste cayó y tomó su lugar los medos y persas; Dios continuó prosperando a Daniel. Esto hizo que el nuevo rey, Darío, decidiera constituir sobre su reino, ciento veinte sátrapas (alcaldes) y sobre éstos a tres gobernadores. Uno de estos gobernadores era Daniel, sin embargo, a Daniel se le dio mayor poder que a los otros gobernadores, de tal forma, que Darío pensaba poner a Daniel sobre todo el reino. Darío había tenido la oportunidad de ver que Dios estaba con Daniel, y que le ayudaba en todo. Consideraba que éste era superior a los sátrapas y gobernadores y su intención era dejar a Daniel como el administrador de todo el reino.
Esta admiración que el rey tenía de Daniel, levantó celos e intrigas por parte de los sátrapas y gobernadores del imperio. El antisemitismo de la época, consideraba una ofensa que un judío estuviera por encima de ellos, que eran los conquistadores. Por tal motivo, buscaron la manera de desacreditar a Daniel ante el rey Darío.
"Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios. Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: !!Rey Darío, para siempre vive! Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición." Daniel 6:4-9
Los sátrapas y gobernadores conocían bien la lealtad y honradez de Daniel. Por más que se afanaron en buscarle errores a Daniel, no encontraron nada. La única manera en que podían acusar a Daniel, era en relación con su religión y su adoración al único Dios verdadero.
Usando artimañas y adulaciones, llegaron ante el rey Darío y a espaldas de Daniel, le dijeron al rey, mintiendo, pues notificaron al rey que todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes habían acordado por consejo (no dijeron que a Daniel no lo habían notificado de esto, ni Daniel estuvo cuando se tomó el acuerdo); que se promulgue un edicto real y lo confirme, (si se confirmaba, no podía después ser abrogada). El edicto decía que cualquiera que en espacio de un mes hiciera alguna demanda o petición a cualquier dios u hombre, fuera del rey, fuese echado en el foso de los leones.
De acuerdo con esta promulgación, los medos y persas no podían realizar peticiones a sus dioses, pues dice que a cualquier dios u hombre fuera del rey, elevando al rey por encima de sus propios dioses. Darío, ni lo pensó, la adulación elevó su ego y no pudo ver las verdaderas intenciones que estos hombres llevaban en la solicitud que estaban haciendo.
La actitud de Daniel ante el edicto
Darío firmó y de esta forma confirmó el edicto. Los enemigos de Daniel estuvieron vigilantes para sorprenderlo violando el mandato real.
"Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición." Daniel 6: 10-13
Daniel se entera de lo que sus compañeros en el gobierno habían hecho. Lejos de esconderse, entra en su casa y abre las ventanas, se arrodilla tres veces al día, y ora y da gracias a Dios, como era su costumbre. La Biblia nos enseña que debemos obedecer y estar sujetos a las leyes y a los gobernantes.
"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos." Romanos 13:1-2
Esta actitud de Daniel, parecería ir en contra de esta enseñanza, sin embargo, nuestra obediencia a las autoridades están sujetas a la voluntad de Dios. En otras palabras, no estamos en la obligación de cumplir con las autoridades, si éstas van contra lo establecido por Dios.
"Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres." Hechos 5:29
Por lo tanto, la actitud de Daniel fue la correcta, una ley humana no está por encima de la ley de Dios, y nuestro deber es honrar y obedecer a Dios. Los detractores de Daniel, de inmediato fueron con el chisme ante el rey y le presionaron.
Daniel en el foso de los leones
A pesar de que el rey se percató de las intenciones de sus gobernadores, a la hora de pedir el edicto, ya era tarde, el edicto estaba confirmado y firmado."Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle. Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase." Daniel 6:14-17
El rey no pudo hacer nada para librar a Daniel del edicto, y tuvo que hacer cumplir su ley, enviando a Daniel al foso de los leones. Sin embargo, es importante hacer notar que el rey Darío encomienda a Daniel a Dios. En el foso de los leones ponen una piedra, para asegurarse que Daniel no fuera a escapar. La piedra es sellada con el anillo del rey y con los anillos de sus príncipes.
"Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios." Daniel 6:18-23
El acto de enviar a Daniel al foso de los leones, hizo que el ánimo de Darío decayera y no comió, ni quiso ser distraído con música. La situación con su gobernador preferido, hizo que perdiera el sueño. Muy temprano, al siguiente día, el rey corrió hasta el foso de los leones y con voz de aflicción, gritó llamando a Daniel.
"Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? "
El rey tenía la esperanza que el Dios de Daniel le hubiese librado, ya que por envidia, los otros gobernadores, habían influenciado al rey al edicto que condenó a Daniel. El relato nos muestra la alegría que sintió el rey al saber que, realmente Dios había librado a Daniel. Está claro, que un ángel enviado de parte de Dios, cerró las fauces de los leones y éstos no hicieron daño a Daniel. La confianza y la fe de Daniel en su Dios, hizo que los leones no le causaran ningún daño. Dios fue fiel para con Daniel y respondió, tanto a la solicitud del rey como a las oraciones de Daniel. El relato no lo dice, pero es de esperar que las oraciones de Daniel, incluso antes de ser echado en el foso de los leones, fueron pidiendo a Dios su protección.
La restauración de Daniel
La fidelidad de Dios para con Daniel no solo estuvo en su protección en el foso de los leones, sino que también en su justicia. El rey manda sacar del foso a Daniel y envía a traer a los acusadores de Daniel.
"Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos." Daniel 6:24
Las consecuencias de nuestro pecado, no solo nos afecta a nosotros, sino también a quienes nos rodean y amamos. Los acusadores de Daniel, tuvieron que enfrentar las consecuencias de sus actos y no solamente ellos, sino que sus hijos y mujeres, tuvieron que pagar el precio.
Conclusión
Finalmente, el rey Darío, al igual que lo había hecho el rey Nabucodonosor, envía a comunicar a todos los pueblos de su reino una ordenanza. Todos los pueblos de su dominio deben temer y temblar ante la presencia del Dios de Daniel.
"Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones. Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa." Daniel 6:25-28
Dario reconoce que Dios vive y permanece por los siglos de los siglos y que su reino y dominio son eternos. Que Dios libra y salva y que hace maravillas en el cielo y en la tierra. Estas palabras de Darío son de alabanza y adoración al Dios vivo. Dios dio prosperidad a Daniel, no solamente en el reino de Darío, sino que esta prosperidad se extendió hasta el reinado de Ciro el rey persa.
Acá terminamos con este capítulo seis del libro de Daniel, y la primera mitad del mismo. A partir del capítulo siete, estaremos estudiando las visiones proféticas que tuvo Daniel y su asociación con el Apocalipsis. Hasta entonces, bendiciones!!
José acabo de leer tu última publicación sobre Daniel, cómo siempre, tu forma de narrar, es extraordinaria.
ResponderEliminarTe doy mis comentarios:
1. Supongo que de todos los sátrapas y demás funcionarios, quizá sólo algunos cabecillas fueron los que lideraron y convencieron a los demás para pedirle al rey que firmara el edicto. Sin embargo, el resto fue cómplice, y pagó por escuchar consejos equivocados.
2. Me parece que cuando el rey envía la ordenanza de temer al Dios de Daniel, básicamente era para celebrar que libró a Daniel , su gobernador predilecto, pero no dedúzco que Darío realmente fuera a alabarlo incondicionalmente también, ni que dejara de creer en sus propios dioses, es más bien, una forma de agradar a Daniel.
Espero tus comentarios.
Gracias Álvaro por dejar sus comentarios. A continuación mi respuesta a los mismos:
ResponderEliminar1.- El relato bíblico dice que todos. Es de suponer que el sentimiento contra Daniel era unánime. Probablemente alguno tomó la iniciativa y todos estuvieron de acuerdo. El juicio del rey fue para todos.
2.- Si quisiera solamente celebrar que Dios libró a Daniel, hubiera hecho una fiesta en palacio. Ordenar que todos los pueblos temieran y temblaran ante la presencia del Dios de Daniel, va más allá de un mero agradecimiento. Darío está reconociendo con sus palabras, que Dios vive, que es eterno que su reino es para siempre y que no será jamás destruido y que su dominio perdurará hasta el fin. Estas palabras no se dicen a la ligera. Más considerando que Darío, era el hombre más poderoso del momento. El que dejase de creer en sus propios dioses no sé, pero lo que dice de Dios, deja a sus otros dioses relegados.