lunes, 27 de febrero de 2023

Ezequiel capítulo 4

 


Asedio simbólico de Jerusalén.


Introducción.

Hoy iniciamos en el capítulo 4 de Ezequiel, donde el profeta recibe las instrucciones de parte de Dios, sobre cómo debe actuar ante el pueblo de Israel. La profecía sobre el asedio de que será objeto la ciudad de Jerusalén. En el estudio anterior, vimos que al profeta se le quita la facultad de hablar, por lo tanto, en este capítulo veremos al profeta actuando las parábolas de lo que va a acontecer. Para este tiempo, Jerusalén aún no había sido destruida. Los falsos profetas decían al pueblo que regresarían en paz a su tierra pronto. Pero Ezequiel confirmaría las palabras de Jeremías, de que no regresarían y que Jerusalén sería destruida.

El juicio sobre Jerusalén.

Ezequiel va a demostrar al pueblo que la paz no es una esperanza, por el contrario, lo que se avecina es la destrucción de la ciudad de Jerusalén. Leamos ahora los primeros tres versículos del capítulo 4.

"Tú, hijo de hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén. Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y pondrás delante de ella campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor. Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal a la casa de Israel." Ezequiel 4:1-3

 

A pesar de que Ezequiel no podía hablar, debía dar a conocer al pueblo, el mensaje de parte de Dios, relacionado con la ciudad de Jerusalén. Mediante el uso de actos dramatizados y mímica, el profeta se las ingenió para transmitir el mensaje a los cautivos. 

El adobe, era un ladrillo de arcilla o barro, cocido al sol, usado comúnmente para escribir. En estos ladrillos se guardaban los archivos babilónicos. Muchos de estos ladrillos han sido descubiertos, conteniendo escritos grabados en ellos. Eran casi cuadrados y medían aproximadamente 35 x 30 cm. Ezequiel grabó en el adobe, un mapa de la ciudad, o el contorno del horizonte de Jerusalén. 

Ezequiel debía tomar también una plancha de hierro, colocarla a manera de un muro entre él, y la representación de la ciudad que había preparado en el adobe. Así mostrar que Dios había puesto un muro entre Él mismo, y la ciudad de Jerusalén. La destrucción de Jerusalén era inevitable; no podría ser detenida. La representación gráfica de la caída de Jerusalén se realizó con cinco elementos:
  1. Un muro de asedio o fortaleza.
  2. Baluarte o sea un terraplén, una rampa de tierra que se usaba para escalar los muros.
  3. Campamentos militares.
  4. Arietes, para derribar muros, puertas, etc.
  5. Muro de hierro, representando el impenetrable avance del ejército enemigo.
Este fue el primero de una serie de actos simbólicos, que pretendían comunicar el mensaje recibido por parte de Dios. La ilustración que encabeza este estudio, nos puede dar una idea de la dramatización empleada por Ezequiel, según lo que Dios le dijo que hiciera.

"Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel." Ezequiel 4:4-5
Con la señal del ladrillo, se describía el sitio de Jerusalén. La segunda señal mostraría las privaciones del juicio divino, el pueblo pasaría por una serie de sufrimientos. Después de realizar el dibujo en el adobe, Ezequiel debía de acostarse sobre su lado izquierdo, representando con esto, el tiempo que la casa de Israel llevaría su castigo, Dios mismo determinó que el número de días serían trescientos noventa días, que equivalen a trescientos noventa años.

"Cumplidos estos, te acostarás sobre tu lado derecho por segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días;  día por año, día por año te lo he dado.  Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. Y he aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio." Ezequiel 4:6-8

Después de acostarse sobre su lado izquierdo, los días establecidos para el castigo de Israel, Ezequiel debía acostarse sobre su lado derecho, esta vez, para determinar el castigo sobre Judá. Cuarenta días debía estar el profeta acostado sobre su lado derecho, esto equivalía a los cuarenta años de castigo, sobre Judá. Finalmente con su brazo desnudo, profetizaría sobre el asedio a Jerusalén.

Una tercera señal revelaría los castigos adicionales que vendrían sobre Jerusalén. Esta señal es la del pan contaminado.

 

"Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él.  La comida que comerás será de peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás. Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás a vista de ellos al fuego de excremento humano. Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojaré yo." Ezequiel 4:9-13

Las siguientes instrucciones que recibió Ezequiel, se relacionan con el racionamiento de la comida y bebida, en tiempos del asedio de Jerusalén, y la angustia del exilio. El peso de la comida que podía ingerir el profeta era de veinte siclos al día; un siclo equivalía entre 9 y 17 gramos, por lo tanto Ezequiel podría comer al día, entre 180 a 340 gramos de pan. En cuanto a la bebida, podía consumir la sexta parte de un hin de agua. Un hin equivalía a 6 litros, por lo tanto, el profeta podía consumir un litro de agua diario, lo que equivale a cuatro vasos, o sea, la mitad de agua recomendada normalmente. Ahora, la forma en que se debía cocinar este pan, no era aceptable para Ezequiel, pues al ser sacerdote, nunca había comida nada impuro. Leamos su respuesta:


"Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda. Y me respondió: He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan.  Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto, para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad." Ezequiel 4:14-17

Ezequiel imploró a Dios, y apeló a su condición de sacerdote que había cuidado su pureza espiritual, al no contaminarse con lo que comía. Dios le permite no usar excremento humano, en su lugar podía usar estiércol de bueyes. El uso del estiércol animal seco como combustible sigue siendo una práctica común en el Cercano Oriente. 

El mensaje y la señal que Ezequiel iba a dar, debía ser clara en cuanto a su propósito, Jerusalén sería destruida y el pueblo sufriría los horrores del asedio, con la falta de alimento y agua.


Conclusión.

El capítulo 4 del libro de Ezequiel, inicia con las dramatizaciones que el profeta tiene que realizar, para comunicar el mensaje que Dios está enviando al pueblo. El mensaje de los falsos profetas, le daban al pueblo la esperanza de regresar pronto y en paz a su tierra. Sin embargo, el mensaje que Ezequiel les iba a dar, era totalmente contrario. Dios le comunicaba que Jerusalén sería destruida, y que el asedio traería falta de pan y agua a los habitantes, La desesperación se apoderaría de ellos, y al final la ciudad caería y sería destruida.

Aquí terminamos con el estudio del cuarto capítulo de Ezequiel. Próximamente, estaremos iniciando con el capítulo 5. Hasta la próxima, ¡¡que Dios les bendiga!!