sábado, 12 de septiembre de 2020

Apocalipsis 15 - Los ángeles con las siete postreras plagas

 


Apocalipsis 15 - Los ángeles con las siete postreras plagas

por José Daniel Quesada



Introducción

Este es el último capítulo del interludio, la antesala del capítulo dieciséis que corresponde a la séptima trompeta, donde las copas de la ira de Dios serán derramadas. Con el presente estudio del capítulo quince, finalizamos la serie de eventos que iniciaron en el capítulo diez y que formaron parte del interludio antes de las siete copas.

Este capítulo es el más pequeño del libro, solamente consta de ocho versículos y es un preámbulo del capítulo dieciséis. En este capítulo veremos tres diferentes aspectos: Los siete ángeles con las siete plagas postreras, el gozo de los santos en el cielo y finalmente, la apertura del tabernáculo en el templo del cielo.


Los siete ángeles con las siete plagas postreras

"Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios." Apocalipsis 15:1

El Apóstol Juan inicia este capítulo quince indicando que vio en el cielo otra señal, la cual era grande y admirable. En otras palabras, esta visión le causa al apóstol asombro y admiración. Lo que Juan está viendo, es a los siete ángeles con las siete plagas finales de la ira de Dios. En los capítulos anteriores, Juan nos fue describiendo lo que los sellos fueron desvelando, cada juicio que se dictó sobre la tierra hasta llegar a las siete trompetas. Con ellas, Juan nos describió también los diferentes juicios decretados sobre la tierra, y como la gravedad de ellos iba en aumento. Ahora estamos por ver el detalle de los juicios más severos sobre la humanidad. Se trata de las copas de la ira de Dios. Juan está viendo a los siete ángeles que se preparan para esas siete plagas postreras, y nos dice que en ellas se consuma la ira de Dios.

En el capítulo anterior, estudiamos que los hombres fueron comparados con uvas ya maduras, listas para ser vendimiadas. La humanidad había alcanzado un punto de endurecimiento en su corazón, y una completa oposición a Dios, que resulta imposible su arrepentimiento y conversión a Dios.  Esta actitud de la humanidad, trae como consecuencia esta serie final de juicios, en cumplimiento con lo que ya estaba escrito en la Biblia:

"Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados." Levítico 26:21

Como lo mencioné en el capítulo anterior, en este punto y a partir de aquí, Dios no busca el arrepentimiento de la humanidad, sino traer sobre ella su justo juicio. Los juicios decretados con los siete sellos, y las siete trompetas fueron fuertes, sin embargo, eran juicios parciales y con la intención de dar oportunidad al arrepentimiento. Pero ahora, ya no hay limitaciones, toda la ira de Dios se derrama sobre la tierra, y especialmente sobre el reino del anticristo, la bestia.

Estos juicios no son agradables y hay quienes no creen en ellos. Apelan a un Dios de amor, olvidando que Dios también es justicia y fuego consumidor. Dios no puede impartir justicia si no evalúa a los mártires, y les hace justicia en aquellos que rechazaron su amor, y su provisión de salvación. Dios no hace acepción de personas, a todos por igual les da la misma oportunidad. Cada quien es libre de escoger, acepta el sacrificio de Cristo para Salvación; o le rechaza para condenación eterna. Juan mismo, en su evangelio, recogió las palabras de Jesús en cuanto a esto:

"Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios." Juan 3:17-18

La maldad de este mundo tiene que ser juzgada, hay mucho abuso del poder, y opresión. Los asesinos seriales, los narcotraficantes, los que tratan con personas, los traficantes de armas, los sicarios, los que comercian con pornografía infantil, los que prostituyen jóvenes, los que adoran a Satanás, y a Moloc, etc. todos ellos, deben ser juzgados por la justicia divina. Sólo Dios que conoce los corazones, y las intenciones de éstos, puede ejercer un juicio justo sobre ellos. La oportunidad de arrepentimiento fue dada, y ellos la rechazaron, ya nada más se puede hacer.

  

El gozo de los santos en el cielo

"Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado." Apocalipsis 15:2-4

La visión de Juan pasa ahora a observar un mar de vidrio mezclado con fuego. Recordemos que en el estudio del capítulo cuatro, hablamos sobre este mar de vidrio. No se trata del océano, sino de una fuente que se ubicaba en el tabernáculo y luego en el templo. Juan observa a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Acá debo hacer una aclaración, la versión Reina-Valera 1960 dice "en pie sobre el mar de vidrio", pero realmente no estaban sobre el mar de vidrio, ya que como mencioné, se trata de una fuente que está en el templo para lavarse; el fuego, es símbolo de juicio.

"También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos de largo lo ceñía alrededor." 2 Crónicas 4:2

Para entender mejor, la versión Dios Habla Hoy traduce el verso de Apocalipsis 15:2 de la siguiente forma:

"Vi también lo que parecía ser un mar de cristal mezclado con fuego; junto a ese mar de cristal estaban de pie, con arpas que Dios les había dado, los que habían alcanzado la victoria sobre el monstruo y su imagen, y sobre el número de su nombre." Apocalipsis 15:2

Esta versión dice que los que habían alcanzado la victoria sobre el monstruo (la bestia) y su imagen, y sobre el número de su nombre, estaban junto a ese mar de cristal

Aclarado el punto, deducimos que éstos salieron de la Gran Tribulación, puesto que vencieron a la bestia y su marca. Éstos están alabando con el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero. Juan hace acá una conexión entre Moisés y el Cordero; recordemos que en Egipto, Moisés tuvo que enfrentar a Faraón; quien había desafiado a Dios, intentando destruir al pueblo hebreo. Así mismo, la bestia se levantó contra el Cordero de Dios, persiguiendo a los santos y obligando a que adoren su imagen y matando a los que se le oponían. En ambos casos, tanto faraón como la bestia, sufrieron las plagas enviadas por Dios, para mostrar su justicia y liberar a su pueblo.

El canto que entonaban decía: Grandes y maravillosas son tus obras, en el contexto que estamos, deducimos que se refiere a lo grande y maravilloso que son los juicios de Dios. Aunque obviamente, todo lo que Dios hace es grande y maravilloso. Pero si recordamos lo que dijeron los israelitas, cuando Dios vació el mar Rojo sobre los egipcios, pensaríamos que se refiere a los juicios. Los israelitas en esa oportunidad dijeron:

¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses?
¿Quién como tú, magnífico en santidad,
Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?  Éxodo 15:11

Continúa el canto diciendo: Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, el canto reconoce la rectitud de Dios a la hora de ejecutar sus juicios.

Luego se enfatiza en la santidad y soberanía de Dios, razones por las que se le debe adorar y temer: Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? hoy en día, hay poco temor reverente ante Dios. Se olvidan que Dios no solo es amor, sino también justicia y que odia el pecado.

La santidad de Dios es también una razón fundamental por la que Él es digno de ser alabado, adorado y reconocido como el Soberano del universo: Pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado. Este acto de adoración de las naciones, no significa que se hayan convertido y arrepentido, sino que como súbditos, tendrán que doblar su rodilla e inclinarse ante el Soberano Rey del universo. Esto fue dicho por el Apóstol Pablo en su carta a los filipenses, refiriéndose al reinado de Cristo en la tierra durante el milenio.

"Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." Filipenses 2:9-11

La impresión que queda, en cuando a éstos que fueron asesinados por el anticristo, pareciera que fue una derrota, así como cuando Cristo fue crucificado, pareció una derrota; pero todo lo contrario, Cristo venció y derrotó a Satanás y éstos de la Gran Tribulación, también son vencedores, y ahora disfrutan en el cielo. El cántico exalta al Cordero de Dios, y hace referencia a lo que está escrito, que delante del Cordero, toda rodilla se doblará en adoración.
"Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios." Romanos 14:11

Finalmente, se hace una referencia a la inminencia de los juicios de las copas de la ira de Dios.


La apertura del tabernáculo en el templo del cielo

"Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio; y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos." Apocalipsis 15:5-7

 Continúa Juan relatando su visión, y nos dice que después de lo anteriormente narrado, miró que fue abierto en el cielo, el templo del tabernáculo del testimonio. Es interesante esta expresión de Juan, que llama el templo del tabernáculo del testimonio. En la Biblia, el testimonio se refiere a las tablas de la ley, que habían sido puestas dentro del arca. Los Diez Mandamientos, hablan del carácter de Dios y lo que Él espera del hombre. Recordemos que estos juicios son el cumplimiento de la semana setenta de Daniel, por lo tanto, tiene relevancia esta mención que se hace del Testimonio en referencia a la Ley de Dios, pues el pueblo de Israel dio la espalda a la Ley de Dios, y por eso son juzgados, juntamente con la humanidad que también rechazó al Hijo de Dios.

Juan continúa diciendo, que del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas. Esto nos confirma que los ángeles vienen directamente con una orden de Dios. Juan también hace mención de la vestimenta de los ángeles, la cual me recuerda la de los sacerdotes levíticos. Lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. Esto denota santidad y pureza.

Uno de los cuatro seres vivientes es el que da a los siete ángeles, las copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. En el estudio del capítulo cuatro, analizamos a los cuatro seres vivientes, si desea revisarlo, puede hacerlo aquí.  Recordemos que los seres vivientes están relacionados con la creación de Dios, por lo tanto, es pertinente que estén involucrados en estos juicios.

Los ángeles reciben copas de oro llenas de la ira de Dios. Esto hace referencia a lo utilizado en el templo frecuentemente, para verter libaciones sobre los sacrificios que se elevaban a Dios en olor grato a su presencia. Estos juicios finales de Dios están relacionados con lo expresado por el Apóstol Pablo:

"Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida." 2 Corintios 2:15-16


El templo del cielo se llena de humo

"Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles." Apocalipsis 15:8
Finalmente Juan nos describe un momento muy solemne, la gloria y el poder de Dios se manifiesta de una manera muy especial. Situaciones similares son descritas en el Antiguo Testamento:
"Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo." Éxodo 40:34

"Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová." Ezequiel 10:4

La descripción de Juan de este momento, nos dice que nadie podía entrar en el templo. Así de importante era ese acontecimiento. Termina el versículo indicando que hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles, se podría volver a ingresar al templo.

Algunos consideran que los redimidos de la gran tribulación, ya estaban dentro del templo y adoraban y alababan con sus arpas. Por lo que el no permitir que otros entraran al templo, se asemeja al Arca de Noé. Cuando Noé y su familia ingresaron al arca, Dios cerró las puertas y vino sobre la tierra el juicio del diluvio. 


Conclusión

Con esto terminamos el estudio del capítulo quince. Como mencioné al principio de esta entrada, es el capítulo más pequeño del libro, pero no menos importante. Hemos estudiado a los siete ángeles con las siete plagas postreras, también el gozo de los redimidos de la gran tribulación y su cántico. Estudiamos la apertura del tabernáculo en el templo del cielo y finalmente, como el templo del cielo se llena de la presencia y la gloria de Dios. Próximamente, estaremos iniciando el estudio del capítulo dieciséis, donde se describen los siete juicios de las siete copas de la ira de Dios. Hasta entonces ¡Bendiciones!


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