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sábado, 11 de marzo de 2023

Ezequiel capítulo 6

 

Montes de Judea

Profecía contra los montes de Israel.


Introducción.

Vamos a continuar con el estudio de las profecías de Ezequiel. Anteriormente, estudiamos lo profetizado en relación con Jerusalén, en este capítulo la profecía que recibe Ezequiel, está enfocada en toda la tierra de Israel. El juicio que se proclama en esta profecía, está dirigido a todo el territorio de Israel.

Ezequiel había formado parte de la segunda delegación del pueblo que, Nabucodonosor había llevado cautiva a Babilonia. Este segundo grupo de cautivos eran esclavos de los babilonios. Fueron asignados al trabajo en zonas agrícolas, junto al río Quebar, en el gran canal que fluía del Río Éufrates. Sin embargo, gran parte del pueblo, aún se encontraba en Israel y Jerusalén todavía no había sido destruida. Los falsos profetas habían continuado diciendo al pueblo que pronto las cosas iban a estar muy bien, que los cautivos podrían regresar dentro de poco tiempo. Jeremías había profetizado que el cautiverio duraría 70 años; pero el pueblo no le prestó atención. Prefirieron escuchar lo que los falsos profetas decían, porque el mensaje que ellos les daban era mejor y era más optimista.

La profecía.

El capítulo 6 de Ezequiel, inicia con el profeta recibiendo las indicaciones y la profecía relacionada ahora con toda la tierra de Israel, leamos:

"Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos. Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aquí que yo, yo haré venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares altos." Ezequiel 6:1-3

Primeramente encontramos que Ezequiel inicia diciendo: "Vino a mí palabra de Jehová". A Pesar de que el profeta sabía que, el pueblo no le iba a escuchar, enfatiza que su mensaje no es de su autoría, sino, que lo que hablaba era lo que Dios le había dicho. Nuevamente encontramos que Dios se dirige a Ezequiel, como hijo del hombre, y la indicación que le da es, que ponga su rostro hacia los montes de Israel. Ezequiel está cautivo en Babilonia, muy lejos de los montes de Israel, ¿Cómo pues iba a poner su rostro en los montes de Israel? Esta expresión se relaciona con la idea de que el profeta recordara la tierra de Israel, sus montes, collados, arroyos y valles. Pero principalmente los montes de esa tierra, pues en ellos se colocaron los altares de adoración idolátrica.

Los "lugares altos", hace referencia a estos santuarios o altares ubicados en las cimas de las montañas. Estos "lugares altos" fueron condenados por Dios, ya que ellos estaban dedicados a la adoración de dioses paganos, o sea, a la idolatría del pueblo. Dios había establecido un solo lugar de adoración y culto el cual se encontraba en Jerusalén, sin embargo, antes de eso, hubo otros altares como en Silo y Ebal. El punto acá, es que sólo se podría adorar en los lugares establecidos por Dios. En el libro de Deuteronomio leemos lo siguiente:

"Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viviereis sobre la tierra. Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar." Deuteronomio 12:1-3

La instrucción de Dios fue clara, todos los altares de los pueblos paganos, debían ser destruidos. Pero el pueblo de Israel, cayó en la misma idolatría y construyeron altares en los "lugares altos", por lo tanto, el juicio de Dios estaba por llegar y castigar al pueblo por su idolatría.


El juicio por la idolatría.

Debido a la desobediencia del pueblo, Dios determina juicio sobre Israel, el profeta Ezequiel recibe de parte del Señor, la sentencia por sus actos idólatras.

"Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos. Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y vuestros huesos esparciré en derredor de vuestros altares. Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán quebrados y acabarán, vuestras imágenes del sol serán destruidas, y vuestras obras serán deshechas. Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová." Ezequiel 6:4-7

Dios está indignado con su pueblo, desde un principio, allá en el Monte Sinaí, Dios fue claro con su pueblo. Les dijo las bendiciones que recibirían, si eran fieles al pacto. También fue claro en las maldiciones que recibirían, si quebrantaban el pacto, alejándose de Él. Si se volvían a dioses falsos, cayendo en la idolatría, al igual que los pueblos que Él destruiría y echaría de la Tierra Prometida. El pueblo rompió su pacto con Dios, por lo tanto la sentencia del juicio de Dios fue proclamada en esta profecía. La profecía es clara, los adoradores del sol, caerían muertos en frente de sus ídolos ya destruhidos.  Las ciudades sería asoladas y los altares e ídolos serían quebrados.

Algunos se atreven a juzgar a Dios, por estos actos. Como si el hombre tuviese la capacidad de entender las profundidades de la sabiduría y la ciencia de Dios. El Señor Todopoderoso, no actúa livianamente, ni por orgullo, ni por vanidad. Debemos recordar que Dios es tres veces Santo, su Santidad no es comprendida por el hombre, ante la presencia de Dios no puede haber maldad. Lo que Él hace, es por la Justicia Divina, la cual es perfecta. El Señor, no actúa por venganza, sino en retribución de las obras del hombre. Dios puso en claro su decretos, leyes y mandamientos, si los obedecemos, recibimos bendición; por el contrario, si somos rebeldes, acarreamos maldición para nosotros. Cada uno recibe la retribución de sus actos.


Supervivencia de un remanente.

Ezequiel anticipó la supervivencia de un remanente. Algunos del pueblo, lograrían escapar hacia otras tierras, éstos serían la simiente para preservar la nación. La experiencia vivida por ese remanente, al pasar por el exilio, la falta de alimento, el fuego, enfermedades y la espada; purificaría y fortalecería su fe. En la historia de Israel, encontramos que en varias oportunidades, Dios se reserva un remanente fiel, aunque el castigo viene sobre toda la nación, unos pocos permanecen fieles, y Dios los preserva.

"Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras. Y los que de vosotros escaparen se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos; y se avergonzarán de sí mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones. Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal." Ezequiel 6:8-10

Algunos de esos fieles, también fueron arrastrados por la idolatría. Dios en su misericordia, les permitirá vivir y les hará recordar y avergonzarse de sí mismos por la actitud que tuvieron y por su infidelidad. Termina el texto con la expresión: "Y sabrán que yo soy Jehová" esto se repite en este capítulo tres veces, el número tres se identifica con Dios, y al expresarse tres veces denota certeza de que el juicio vendrá, es Palabra de Dios.


Final de la profecía.

El final de este capítulo nos habla de una gran desolación, la cual es comparada con un desierto. Leamos los versículos del 11 al 14:
"Así ha dicho Jehová el Señor: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie, y di: ¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel! porque con espada y con hambre y con pestilencia caerán. El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos. Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová." Ezequiel 6:11-14

El juicio de Dios es proclamado con un ¡Ay! "porque con espada y con hambre y con pestilencia caerán" nadie escapará del juicio de Dios. "El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre". Así cumplirá Dios su juicio, y termina nuevamente con la expresión "conocerán que yo soy Jehová". El propósito de Dios es darse a conocer, aún en nuestra era, en el siglo XXI, con todo la tecnología y avance científico, el mundo, en su mayoría, sigue negando a Dios. Algunos creen en un dios a su medida, dicen creer en Dios, pero su dios, no es el Dios de la Biblia, porque lo conciben a su manera. Esta forma de ver a Dios, es un tipo de idolatría, porque no es el verdadero Dios. Dios es Santo, Eterno, Soberano, Omnisciente y Todopoderoso, cualquier otra forma de concebirle, es idolatría.


Conclusión.

Hemos llegado al final del capítulo 6 del libro de la profecía de Ezequiel. Hemos estudiado en este capítulo, la profecía contra la nación de Israel. Los juicios de Dios por la idolatría de su pueblo. La Biblia nos enseña que Dios es celoso, en el buen sentido de la palabra, no podemos comparar el celo de Dios, con los celos egoístas del ser humano. Dios es Perfecto, por lo tanto su celo es Santo. Dios no comparte su gloria con nadie, por lo tanto, cuando nosotros le damos el lugar que le pertenece a Él, a otro, eso es idolatría. Vemos en este capítulo, como Dios aborrece la idolatría y su juicio viene sobre todos los idólatras.

Espero que este estudio le sea de bendición. Próximamente, estaremos estudiando el capítulo 7, donde nuevamente, se profetiza el juicio sobre la ciudad de Jerusalén. ¡Dios les bendiga!


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domingo, 19 de febrero de 2023

Ezequiel capítulo 3


El llamado profético de Ezequiel (final).


Introducción:

Continuamos en el estudio del Libro del Profeta Ezequiel. Anteriormente, habíamos estudiado el capítulo 2, quedamos cuando Ezequiel miraba el libro que se le presentaba delante de él, donde estaban escritos, por dentro y por fuera, "endechas y lamentaciones y ayes."

En esta oportunidad, vamos a estudiar el capítulo 3, parte final de "El llamado profético de Ezequiel". El capítulo inicia de la siguiente manera:

"Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel." Ezequiel 3:1-3

 

Preparación del profeta Ezequiel. 

En estos primeros tres versículos del capítulo 3, encontramos la preparación del profeta para la labor dura que se le iba a encomendar. Los cautivos habían escuchado de los falsos profetas, que ellos eran el pueblo de Dios, por lo tanto, no estarían mucho tiempo cautivos, sino que regresarían a su tierra, a Jerusalén y al templo. El mensaje que Ezequiel les daría, era totalmente contrario a eso. Basados en el libro del profeta Jeremías, el tiempo del cautiverio en Babilonia, sería de 70 años.

"Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre." Jeremías 25:11-12

Sin embargo, el profeta Daniel, recibe la correcta interpretación de esta profecía, la cual se trata de setenta semanas de años, en otras palabras cuatrocientos noventa años. (ver estudio de Daniel)

"Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos." Daniel 9:23-24

El texto de los primeros tres versículos, no son literales. Ezequiel no se comió un rollo (libro), esto se refiere a digerir la palabra de Dios, el mensaje que el Señor le iba a entregar, para capacitarle en la obra que le sería encomendada. Nadie puede llevar un mensaje divino, sin antes haber conocido y profundizado en las palabras que ha recibido. Ezequiel expresa que al comer el rollo, fue dulce a su boca, esto significa que amaba las palabras recibidas del Señor. Esta expresión me recuerda lo escrito por el salmista:

"¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca." Salmos 119:103

Continuando en el texto bíblico, veamos ahora los versículos cuatro y cinco:

"Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel." Ezequiel 3:4-5

En estos dos versículos podemos apreciar que se le dice al profeta que no está siendo enviado a gente extraña, con una lengua que él no conoce; por el contrario, está siendo enviado a su propio pueblo, su gente, con el mismo lenguaje.  Nuevamente se usa la expresión "hijo de hombre" para referirse al profeta.

Sigamos leyendo el texto del capítulo 3, ahora los versículos seis y siete:

"No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón. " Ezequiel 3:6-7
Se reitera el hecho de que, Ezequiel no está siendo enviado como misionero a otros pueblos, con un lenguaje difícil de entender. Si así fuera el caso, esos pueblos escucharían el mensaje. Pero no era así, el profeta esta siendo enviado a su propio pueblo, y éste, por ser duro de corazón y cabeza, no escucharán el mensaje que el profeta les trae.

Dios fortalece a Ezequiel para enfrentar al pueblo.

Los versículos del ocho al once, nos hablan de la manera en que Dios fortalece a Ezequiel para enfrentar al pueblo:

"He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde. Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos. Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar." Ezequiel 3:8-11
Dios le da a Ezequiel un carácter terco y obstinado como el del pueblo, para que fuera persistente en su encomienda. Le da una fortaleza tal que la compara con el diamante, más fuerte que el pedernal. Le da también una valentía para enfrentar sin temor a una casa rebelde. Ezequiel es enviado a hablar y comunicar el mensaje que ha recibido. Ya sea que lo escuchen o no lo hagan, el mensaje tiene que ser promulgado.

"Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar. Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo. Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí. Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos." Ezequiel 3:12-15
El Espíritu fortalece al profeta y éste escucha el sonido del "carro de Jehová" (ver más detalles del carro de Jehová). Es llevado en amargura e indignación de su espíritu, pero fortalecido por el Señor, a los cautivos en Tel-abib, junto al río Quebar, aquí permanece durante siete días con ellos.

Ezequiel como centinela de su pueblo.

En la porción bíblica entre el versículo dieciséis y el veintiuno, encontramos esta división denominada, Ezequiel como centinela de su pueblo, o sea Atalaya (persona que avisaba del peligro).

"Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma." Ezequiel 3:16-21
El ser centinela conlleva una gran responsabilidad. El atalaya tiene que permanecer atento, despierto, observando a lo lejos, si se acerca un peligro inminente. En caso afirmativo, debía dar aviso al pueblo, para que éste se apercibiera. Ezequiel es puesto por atalaya a la casa de Israel, Dios le dará palabras al profeta, y éste tendrá que transmitirlas íntegramente, al pueblo. Si falla en esta responsabilidad, Dios demandará del profeta, la sangre de los que mueran. A pesar de que ellos morirán a causa de su pecado, Dios le atribuye la responsabilidad al profeta de amonestarles. Si lo hace, y ellos persisten en su pecado, el profeta es libre de la sangre de ellos, aunque siempre morirán por sus pecados el profeta es libre de culpa. En la actualidad, todos nosotros que conocemos las Sagradas Escrituras, somos atalayas en este mundo. Jesús dijo que somos la sal y la luz del mundo, la sal preserva y sazona, pero la sal de nada sirve en el salero, tiene que estar en contacto con los alimentos. Como cristianos no somos llamados a alejarnos de las personas, sino del pecado. Debemos estar en contacto con los pecadores, para poder ejercer la influencia sazonadora y preservante de la sal. Jesús dijo;

"No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal." Juan 17:15
También los cristianos debemos ser luz en un mundo de tinieblas, no podemos esconder nuestra luz, debe de alumbrar a la humanidad. El escritor del libro "Perfil de un verdadero discípulo" J. Oswald Sanders, lo expresa de esta manera: "La sal representa la influencia secreta; la luz, en cambio, se destaca por ser el resplandor luminoso. La sal es la influencia inconsciente, la luz, la consciente. La sal significa dignidad interior, la luz, es el testimonio exterior." (pág. 33)

"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." Mateo 5:14-16

Señal de enmudecimiento de Ezequiel.

"Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo. Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa. Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos. Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde. Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde son." Ezequiel 3:22-27

Ezequiel estuvo con el pueblo durante siete días, observando cuánto se había multiplicado su apostasía. Después de ese tiempo, Dios le pide que saliera al campo, donde el profeta vuelve a tener la experiencia de estar en la gloria de Jehová. Vemos luego que se le dice que, entre y se encierre dentro de la casa. La expresión "he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán" se interpreta usualmente como que el enemigo ataría a Ezequiel para poder sacarlo de la casa. Sin embargo, él quería permanecer en esa casa y no saldría aunque lo hubieran atado. Ezequiel no iba a expresar nada según su parecer, o su propia opinión, sino solamente lo que recibiera del Señor, y lo expresaría diciendo: "Así ha dicho Jehová el Señor". El resto del tiempo, permanecería mudo.


Conclusión.

Ya hemos estudiado los primeros tres capítulos del Libro de Ezequiel, hasta aquí hemos abarcado el primer punto del bosquejo del libro, "El llamado profético de Ezequiel". Hemos estudiado la visión de la gloria de Dios, el llamamiento de Ezequiel, Ezequiel como centinela de su pueblo y la señal del enmudecimiento de Ezequiel. A partir del capítulo 4, estaremos estudiando el segundo tema del bosquejo, titulado: "Los mensajes proféticos relativos a Judá y Jerusalén, que abarcan los capítulos 4 al 24. 

Muchas gracias por seguir este estudio del Libro de Ezequiel. Por favor, deje sus comentarios, preguntas o inquietudes. Hasta la próxima publicación, ¡¡que Dios les bendiga!!

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