Apocalipsis 12 - La mujer y el dragón
Introducción
La señal en el cielo
"Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas." Apocalipsis 12:1
La mujer vestida del sol
"Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí." Génesis 37:9
La mujer clamaba con dolores de parto
"Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento." Apocalipsis 12:2
El dragón escarlata
"También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas" Apocalipsis 12:3
Juan hace referencia a otra señal en el cielo. Aparece un dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos y en sus cabezas siete diademas. Esta referencia encaja con la Constelación de Ofiuco u Ophiuchus (el portador de la serpiente o Serpentario) o también conocido como "El cazador de serpientes". De acuerdo con lo que Juan nos declara en el versículo nueve, este dragón es Satanás.
"y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese." Apocalipsis 12:4
En el versículo cuatro, Juan hace referencia que, la cola del dragón arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo. Para los eruditos, esta es una referencia relacionada con las huestes angelicales (probablemente la tercera parte de los ángeles que, se supone, Satanás unió a sus huestes, en su rebelión contra Dios). También esta referencia se asocia con Daniel 8:10.
El dragón se paró frente a la mujer, esperando devorar al niño que está por nacer. Satanás desde un principio, quiso dar muerte al Mesías recién nacido. Recordemos la orden dada por Herodes, donde se le dio muerte a todos los niños menores de dos años, en Belén y los pueblos a su alrededor.
"Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días." Apocalipsis 12:5-6
Como ya mencioné anteriormente, este hijo varón que da a luz la mujer, es Jesús, el Mesías prometido. Quien vendrá a regir con vara de hierro, a todas las naciones; en el milenio; en su segunda venida corporal.
Nuevamente, la referencia del texto nos recuerda el nacimiento de Jesús. Cuando el ángel le anuncia a José, en un sueño, que huya a Egipto:
"he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo." Mateo 2:13
El texto de Apocalipsis, nos menciona nuevamente, el plazo de tiempo de mil doscientos sesenta días, los cuarenta y dos meses o tres años y medio. En este caso, el consenso es que se trata de la segunda mitad de la gran tribulación. Este es el tiempo en que el anticristo perseguirá al pueblo de Israel, pero Dios los va a proteger, por el tiempo mencionado.
"Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él." Apocalipsis 12:7-9
"Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. !!Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo." Apocalipsis 12:10-12
En esta parte del texto de Apocalipsis doce, se hace una referencia al trabajo que ha estado realizando Satanás. Acusando día y noche a los hermanos de la fe. La expresión día y noche, se refiere a la constancia de esa acusación. La alabanza en el cielo, se da porque ya el enemigo ha sido vencido por el poder de la sangre del Cordero y del testimonio de ellos. Ahora se da un ¡Ay! para los moradores de la tierra y del mar, porque el diablo (acusador) sabe que ya le queda poco tiempo, y desciende a la tierra con gran ira.
"Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo." Apocalipsis 12:13-14
Como vimos anteriormente, Satanás intentó destruir al hijo varón de la mujer, o sea, al Mesías. Desde el principio del pueblo de Israel, Satanás ha tratado de destruirlo. Cuando Cristo nació, intentó matarlo, pero como ya lo estudiamos, fracasó. Ahora, que Satanás fue derrotado en su lucha contra Miguel y los ángeles de Dios, se vuelve a perseguir a Israel. El texto nos dice que, a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila. Esta es una metáfora ya utilizada en el pasado. En Éxodo la encontramos de la siguiente manera:
"Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí." Éxodo 19:4
"Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo." Apocalipsis 12:15-17
"¿Quién es éste que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos? Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella moran." Jeremías 46:7-8
Vemos en el pasaje anterior, como el profeta Jeremías compara al ejército de Egipto con un río. De la misma manera se usa la metáfora en Apocalipsis, para describir un numeroso ejército que Satanás envía contra Israel.
El texto bíblico de Apocalipsis, continúa diciendo que la tierra, ayudó a la mujer, pues abrió su boca y tragó el río. Esto lo podemos entender, si recordamos la manera en que Dios actuó; cuando su pueblo se encontró acorralado, entre el ejército egipcio y el mar Rojo. Dios abrió el mar para que el pueblo pasara en seco y luego, cuando los egipcios quisieron hacer lo mismo; Dios cerró el mar, ahogando al ejército egipcio.
Otra vez Satanás fracasa en su cometido. Lleno de ira se vuelve contra los descendientes de la mujer. Debemos entender acá como descendientes, al remanente de los judíos convertidos al cristianismo. Pues el texto nos dice que, son los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Conclusión
Este capítulo doce de Apocalipsis, nos revela todo un panorama de la historia del Mesías. Desde su nacimiento y la ascensión de Jesús, hasta los tres años y medio de persecución de la nación de Israel.
Varias promesas en Apocalipsis tienen que ver con los que salen vencedores. El método para "vencer" es la expiación de Cristo y el testimonio con respecto al sacrificio efectuado por Él. Sólo Él es suficiente para expulsar a Satanás. (tomado del comentario de la Bíblia de Estudio Siglo XXI)
Con esto terminamos el estudio del capítulo doce, próximamente continuaremos con el capítulo trece, donde estudiaremos "Las dos bestias". Continuando con esta pausa de la narrativa de Juan, que abarca aún los siguientes capítulos hasta el quince. ¡Bendiciones!
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